Alertaron sobre la vulnerabilidad de los monos carayá a la fiebre amarilla

Sociedad

Se trata de una especie común en toda la región del NEA y el resto del país. Científicos e investigadores del CONICET informaron, luego de análisis y estudios realizados en el último tiempo, que pueden ser muy propensos a la mencionada enfermedad por la poca variante genética y la reducción de su población.

La investigación, que fue publicada hoy en la revista PLOS One, se centró en animales de la región noreste de Argentina y del sur de Paraguay. Los autores del trabajo destacan la necesidad de declarar a la especie Alouatta caraya como “Vulnerable” y proponen estrategias de manejo y conservación.

La subsistencia de éstos y otros monos que habitan en la región se ve dificultada por las mismas causas que afectan a distintos mamíferos, como el yaguareté. “La deforestación resultante de la agricultura y ganadería a gran escala y las inundaciones de bosques ribereños para la construcción de represas, son algunos de los factores que causaron el deterioro del hábitat de la especie. A eso también se suma tráfico de fauna para comercio de mascotas y la cacería”, señala la investigadora adjunta del Instituto de Biología Subtropical (IBS, CONICET – UNAM), Luciana Oklander, primera autora del estudio, del que también participaron grupos del Centro de Bioinvestigaciones (CEBIO, UNNOBA – CONICET) y del Servicio de Huellas Digitales Genéticas, Facultad de Farmacia y Bioquímica, Universidad de Buenos Aires (UBA).

Además de la importante función que cumplen de cada uno de los animales que componen el ecosistema selvático, los monos desempeñan un rol epidemiológico clave para el abordaje de la fiebre amarilla. Son considerados “centinelas”, que alertan sobre los brotes que ocurren en la selva y que pueden llegar a zonas urbanas a través de picaduras de mosquitos. La aparición de animales muertos es la primera señal de que el virus que causa la enfermedad está circulando y que es necesario extremar las medidas de prevención, como la vacunación.

En uno de los grupos analizados por los investigadores se detectó un alto índice de endogamia, es decir, de parentesco entre los individuos que se reproducen. Esta población fue posteriormente diezmada por un brote de fiebre amarilla, lo que podría establecer una relación causal entre la escasa variabilidad genética y la susceptibilidad a la enfermedad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente: época.