La República Argentina repite cíclicamente sus procesos de crisis pues no ha podido resolver estructuralmente tres tensiones estructurales: a) la tensión entre gobernabilidad y calidad institucional, b) la tensión entre estabilidad macroeconómica y crecimiento, c) la tensión entre inclusión social y distribución del ingreso.
Históricamente hemos alternado gobiernos de carácter popular y gobiernos antipopulares. Éstos últimos históricamente mediante engaños electorales o golpes militares. Los primeros mediante procesos revolucionarios emergentes de cambios significativos de paradigmas.
Los gobiernos populares tuvieron un límite en el estrangulamiento del sector externo, en una crisis originada por insuficiencia de oferta de divisas que eclosiona con restricción externa y que genera aumento de la inflación, agudización de pugna distributiva, resquebrajamiento de la alianza política y social del proceso revolucionario con la “catalización” derivada del deterioro de los términos del intercambio.
Los gobiernos antipopulares aplican el manual básico con una primera fase de endeudamiento alevoso que desemboca en crisis de deuda por insuficiencia de la capacidad de pago con un deterioro extraordinario de la valuación de los activos financieros y reales que da origen en simultáneo a una nueva fase del modelo de acumulación de capital con una concentración exacerbada de ingresos y deterioro de la distribución del ingreso.
La solución para los gobiernos populares consiste en garantizar un modelo de alianzas políticas y sociales sustentables en un período de 30 años con alternancia en el ejercicio de liderazgos sin modificar el patrón de acumulación autónomo de capital y el diseño y ejecución de las políticas públicas pero con preservación de tres cuestiones sustantivas: a) garantizar autoabastecimiento energético con un patrón de referencia en YPF para lograr inversiones, productividad, rendimiento y capacidad de producción sostenida, b) desarrollar una estrategia de industrialización acelerada sustitutiva de importaciones con una matriz de diversificación de exportaciones que apunte a la preservación de una balance comercial y de cuenta corriente sólidamente favorable, c) generar las condiciones para la inversión pública que sean directamente vinculadas a infraestructura de logística integrada tendientes a reducir costos sistémicos y aumentar el tipo de cambio real efectivo.
Los gobierno antipopulares –como el actual- aplican siempre las mismas recetas: a) endeudamiento externo e interno con transferencias de ingresos a grupos oligárquicos concentrados que son socios estratégicos de empresas multinacionales –esta etapa lleva 132.000 M de dólares y sigue firme-, b) flexibilización laboral para reducir el “costo laboral” que es un eufemismo destinado a reducir drásticamente el salario, c) reducir impuestos a los ricos con el objeto de incentivar inversiones que nunca llegan, d) abrir la economía al mundo (Estados Unidos) para destruir empleo local y agudizar los proceso de dominación.
Estas medidas duran mientras efectivamente se habilita un período de especulación alevosa que desemboca en una reversión del flujo de capitales con las transferencias de ingresos más cruenta en favor de grupos minúsculos que luego adquieren los activos financieros y reales depreciados a precios de remate reiniciando de este modo un nuevo ciclo de concentración.
El gobierno anterior necesitaba completar una etapa. Por errores propios y un contexto agresivo no se pudo lograr. Las consecuencias están a la vista.
El gobierno de Macrise fijó tres objetivos: a) pobreza cero, b) combate al narcotráfico, c) unir a los argentinos. Nada de esto ocurre ni ocurrirá. Manipularon los índices de pobreza para decir que heredaron peores condiciones y para echar culpas respecto de supuestas políticas populistas pero en el fondo la exclusión aumentará, la pobreza también y la distribución del ingreso se tornará francamente inaceptable. Ejemplos de gobiernos neoliberales de la región (México, Perú, Colombia donde la pobreza oscila entre 35 y 55 %).
El narcotráfico tiene el principal consumidor en Estados Unidos. Para que exista narcotráfico debe existir un sistema financiero cómplice que lava activos financieros y una industria armamentista que promueve el comercio ilegal y el enfrentamiento de grupos mafiosos. De los primeros 10 bancos en el mundo, 4 pertenecen a Estados Unidos. Del presupuesto de defensa en el mundo con 1,4 Billones de dólares, 600.000 M de dólares pertenecen a Estados Unidos con 762 bases militares en el mundo y la mayor industria armamentista que para funcionar requiere guerras, guerrillas, narcotráfico y muertes por doquier.
Unir a los argentinos es la falacia más elaborada por el oficialismo en base a un cinismo exacerbado.
Durante el período 2003-2015 la tensión entre gobernabilidad y calidad institucional fue creciendo con la reducción de los jueces de la Corte Suprema de Justicia, el decreto 222/2003 para su designación, el aumento del presupuesto para lograr mayor autonomía e independencia y la realización de elecciones libres y democráticas para dirimir las controversias políticas incluyendo la reforma de la ley de medios conjuntamente con iniciativas populares para garantizar mayor inclusión y equidad.
La tensión entre estabilidad macroeconómica y crecimiento económico tendió a atenuarse fruto de un crecimiento en la primera fase de 8 % anual acumulativo hasta la crisis financiera internacional de 2008-2009 configurándose un proceso de crecimiento de la industria, el empleo y el desarrollo de las economías regionales.
La tensión entre inclusión social y distribución del ingreso empezó a corregirse en virtud de la corrección de asimetrías en la distribución funcional del ingreso, en la espacial y en la intertemporal con la ampliación de la cobertura del sistema de seguridad social.
Hoy estas tensiones van a eclosionar producto de la agudización de las asimetrías pues el manual del neoliberalismo se aplica: a) privatizaciones de empresas energéticas (inicio del proceso), b) destrucción del sistema de seguridad social con reducción de coberturas y vaciamiento creciente del FGS, c) liberalización del sistema financiero y del flujo de capitales, d) reformas laborales y tributarias, e) acuerdos internacionales favorables a intereses extranjeros.
Pero cada cosa es a sabiendas del daño que provocan. Ellos pretenden echar las culpas a la herencia recibida pero gracias a esta herencia pueden ejecutar el plan. Con endeudamiento externo e interno logran una transición perfecta para agudizar el proceso de fuga de capitales con el objeto de esperar en cuentas del exterior el momento indicado para comprar a precio vil activos financieros y reales luego de la crisis derivada de la reversión del flujo de capitales.
Apertura indiscriminada, liberalización de flujos financieros, tarifazos, deterioro del salario, destrucción de la industria nacional, de las Pymes y de la capacidad de generación de empleo inducirán a una crisis cuyos efectos serán letales en el pueblo argentino. Nosotros lo vivimos. Ya lo padecimos. Lo volveremos a padecer. Necesitamos reflexionar, organizar una resistencia racional y construir un proyecto democrático alternativo para terminar con esta farsa.