En el último mes, la imagen de Macri se ajustó y perdió 8 puntos. Dilapidó el apoyo que había ganado en las elecciones y volvió a las cifras previas a las PASO, según un sondeo de Aresco. El 70% tiene una mala evaluación de la economía.
La imagen positiva del gobierno de Mauricio Macri cayó ocho puntos en el último mes y cerró así 2017 perdiendo todo el apoyo social que había recolectado con el triunfo en las elecciones legislativas. La reforma previsional, que fue rápidamente leída como un sinónimo de ajuste sobre los jubilados, y las posteriores imágenes de violencia que se vieron en la Plaza del Congreso impactaron de lleno en la imagen presidencial.
En la Casa Rosada preveían este escenario y anticipaban que los números por venir mostrarían un descenso en la consideración popular. A punto tal que algunos funcionarios, en lugar de hacer referencia a que se estaba perdiendo el crédito político, preferían hablar de “inversión”. “No sorprendería que los números caigan el próximo mes, pero se decidió invertir en esto”, explica un funcionario. El problema a seguir es la magnitud de esa inversión como para después poder recuperarla.
La encuesta de Aresco deja en evidencia el subibaja que sufrió la imagen del Gobierno entre agosto y diciembre. El contundente triunfo electoral, superando el 40% de los votos a nivel nacional y ganando en los cinco distritos más importantes, significó un inflador para la imagen de Macri, que llegó a tener 52% de imagen positiva y 44% de negativa. Pero después de la reforma previsional volvió todo a los mismos valores previos a agosto, cuando esos números estaban invertidos. El pico más bajo, no obstante, lo tuvo en febrero, cuando se desató el escándalo del Correo Argentino y la renegociación de la deuda con la empresa de la familia presidencial. En ese momento, la positiva no llegaba al 40%. Esa vez, se pudo recuperar.
Los números de Aresco son similares a los de Rouvier & Asociados, que también muestran un cambio de rumbo en la curva. Hasta principios de diciembre, Macri tenía una imagen positiva del 54% y negativa del 43% A fin de año esas cifras cambiaron a 49% de positiva y 48% de negativa. Para Rouvier, incluso, es el nivel más bajo de Macri en todo el año.
También Management&Fit, en sus índices de optimismo que realiza todas las semanas, viene percibiendo una baja paulatina.
Es la economía. Uno de los aspectos que más preocupación deberían generar en la Rosada es que siete de cada diez argentinos evalúan de manera negativa la situación económica del país. Por más recuperación económica que muestren los indicadores del Indec, hace un mes eran seis de cada diez los que respondían que la economía marchaba “mal” o “muy mal”. “El Gobierno mismo, para justificar el ajuste, habló de un país que está mal”, analizó Federico Aurelio, titular de Aresco.
Esa visión negativa de la situación económica del país, no obstante, es una norma durante el gobierno de Macri. De hecho, el momento en que mejor le dio ese indicador fue con un 60% de imagen negativa de la economía.
El contraste, en cambio, siempre estuvo con las expectativas. Hasta ahora eran más los que pensaban que el país iba a mejorar que los pesimistas al respecto. Los males de hoy, de alguna manera, eran soportados por una mayoría que confiaba en que el futuro era promisorio. Pero acá también los números golpearon al Gobierno. La encuesta de Aresco muestra que solo el 39% de los argentinos termina el año con optimismo. El 53%, por el contrario, no confía en que la situación económica mejore.
Los anuncios de fin de año de Marcos Peña con el equipo económico del gabinete más el titular del Banco Central se entienden como parte de la necesidad comunicacional de mostrar que los números no son tan malos como se cree. Los funcionarios explicaron que debieron mover la meta de inflación de 2018, pero también destacaron que el país cierra 2017 con “crecimiento económico, reducción de la inflación, reducción del déficit primario, reducción del gasto primario y reducción de la presión tributaria”.
Impacto político. La caída en la imagen del Gobierno debería ser una llamada de atención para la Casa Rosada, pero tampoco generar una preocupación desmedida. Hay diversas aristas que les permiten entusiasmarse con recuperar los apoyos perdidos.
En primer lugar, 2018 no es un año electoral. Cambiemos tiene tiempo de sobra para empezar a mostrar resultados. Además, ya tuvo momentos de recuperación en el pasado reciente. Y por último, la falta de una oposición consolidada sigue jugando a su favor (ver aparte).
“Es importante que este análisis económico y de humor social va por un carril distinto al electoral. Con 40%-42% y la oposición fragmentada, el Gobierno sigue siendo ganador”, concluye Aurelio.
Fuente: Diario Perfil.