Alucinaciones visuales, sonidos que parecen surgir de la nada y la desasogante sensación de que no estás solo. Hasta ahora se pensaba que esos síntomas eran una manifestación extrema del mal de altura. Un nuevo estudio ha descubierto que la psicosis por altura es algo muy diferente, y no sabemos qué la causa.
Cuando una persona asciende muy rápido una montaña, el organismo puede no adaptarse a tiempo a la menor proporción de oxígeno en el aire. El resultado es un cuadro de síntomas que conocemos como mal de altura y que incluyen mareos, insomnio, torpeza, dolores de cabeza y, en casos extremos, sangrado ocular y edema pulmonar o cerebral.
Es este último síntoma severo, el edema cerebral, el que se consideraba la causa de las alucinaciones y los brotes psicóticos que sufren algunos escaladores cuando se aventuran en cimas extremadamente altas (más de 7.000 metros). Sin embargo, resulta que no es así.
Tras analizar 83 historiales clínicos en los que se produjeron brotes psicóticos, un equipo de Eurac Research y la Universidad de Innsbruck ha concluido que no hay patologías que expliquen de manera concluyente la psicosis y que está se desarrolla como un proceso aparte. La falta de oxígeno puede ser un factor, pero desde luego no es la causa. Lo único cierto es que aparece con la altitud, desaparece sin dejar secuelas al volver a una altura normal, y es más severa si la persona que lo sufre está sola.
El estudio no solo servirá para mejorar la seguridad de los escaladores profesionales. También podría ser útil en el tratamiento de la psicosis y de otras afecciones como la esquizofrenia. El próximo paso de los investigadores es trabajar con médicos tibetanos para tratar de encontrar los desencadenantes que causan esta peculiar variedad de brote psicótico.
Fuente: [Psychological Medicine vía Science Alert]