La Armada tomó postura y ratificó ayer al mediodía, ante una pregunta al vocero, que lo informado por el comandante del ARA San Juan, capitán de fragata Pedro Fernández en su última comunicación del miércoles 15 de noviembre no fue una emergencia sino «una falla que fue subsanada».
Más que una información fidedigna de lo acontecido aquel día el contenido de la frase tiene tres destinatarios específicos; la justicia, el staff del ministerio de Defensa y, los familiares de los 44.
La jueza federal de Caleta Olivia Marta Yáñez lleva adelante una causa caratulada como «averiguación de ilícito» tras una denuncia que presentó la propia Armada Argentina. La denuncia fue radicada dos días después de la desaparición del submarino, el tiempo exacto de espera que fija el protocolo para declarar el operativo SARSUB (Búsqueda y Rescate de Submarino) tras la situación incierta de su posición.
Instalar la figura de la «emergencia» supondría tiempos de reacción y procedimientos más urgentes que los ejecutados en el operativo actual. La falla, cortocircuito y principio de incendio en el balcón de barras (N.R. especie de contactores o placas muy gruesas que conducen la corriente eléctrica) de baterías del tanque N°3 de proa quedó subsanado, según se dijo, comunicó el comandante Fernández. Aunque continuó navegando en inmersión con «circuito dividido», en referencia a la propulsión con energía eléctrica de las baterías de popa. No se aclaró el porqué de continuar en inmersión cuando la prudencia indicaría salir a superficie y «ventilar» el interno de la nave.
Esa instrucción podría estar entre las comunicaciones que hizo el Comandante de la Fuerza de Submarinos, capitán de navío Claudio Villamide. A favor del comandante del submarino se puede conjeturar que las condiciones extremas del mar lo impulsaron a permanecer sumergido, máxime si apreció que la falla estaba corregida aunque propulsara con sólo una parte de la energía eléctrica disponible.
La clave de la falla parece estar en que el desencadenante del cortocircuito fue la perdida de aislación por entrada de agua de mar o salpicaduras en las baterías de proa. «Puede haber quedado una fuga o corriente remanente justamente por la pérdida de aislación y se acumuló hidrógeno en cantidades muy peligrosas que originaron la explosión», dijo a este diario un oficial maquinista que fue tripulante del San Juan. El ingreso de agua según la comunicación oficial que brindó el comandante de la Fuerza de Submarinos, capitán de navío Claudio Villamide a su superior directo el contralmirante Luis López Mazzeo, comandante de Alistamiento y Adiestramiento fue por «el sistema de ventilación». El vicealmirante retirado Jorge González, submarinista, veterano de guerra, ex tripulante del submarino ARA San Luis, ex Comandante de la Fuerza de Submarinos, ex miembro representante de Argentina en la entidad ISMERLO (acrónimo de Oficina Internacional para el Rescate y Escape de Submarinos) afirmó ante una consulta, «es muy frecuente el ingreso de agua de mar por el snorkel por condiciones de mar gruesa pero va a un tanque de drenaje y luego se achica (N.R. se drena) a la sentina, es un procedimiento normal y habitual».
«En ningún caso el agua que ingresa por el snorkel tiene contacto directo con las baterías excepto por mal procedimiento o acción deliberada». «Los gases que producen las baterías se extraen con poderosos ventiladores y se llevan por tuberías de descarga de gases». «Lo que sucedió es un accidente gravísimo e incontrolable que sorprendió a su plana mayor y dotación» agregó. «Además en puerto antes de cada zarpada se verifica el sellado y trabajo de obturación de la válvula cabeza, que es la que cierra y hace hermético el snorkel y, obvio el submarino, antes de la inmersión», completó González.
Un informe sobre la capacitación especial que adquirieron los marinos criollos en Alemania parece disipar ciertos cuestionamientos a la idoneidad en la ejecución de las tareas de renovación de baterías. El documento fechado el 13 de agosto de 2006 corresponde al curso de formación N°1 de varios bloques subsiguientes, dice en su enunciado;
«En el marco del contrato de REPLACADO DE BATERÍAS DE PROPULSIÓN DEL SUBMARINO A.R.A. «SAN JUAN» EN LA REPÚBLICA ARGENTINA entre la ARMADA Y la empresa HAWKER GMBH, se dio cumplimiento a la Cláusula 2 – Punto 2.2 – Capacitación Técnica Inciso 2.2.1 Curso 1 de Capacitación de Personal».
Los instructores fueron ingenieros y técnicos alemanes de la empresa Hawker proveedora de los elementos nuevos para las 960 celdas de baterías del San Juan. El programa consistió de clases teóricas y prácticas sobre el ensamblado de los elementos en una celda. En las conclusiones del informe se lee:
«La tarea a desarrollar no implica gran complejidad en su desarrollo, pero tiene detalles importantes y no permiten tener demasiada tolerancia de admitir error. Es una tarea prolongada y continua en el tiempo (h/h 6000.)
Las máquinas y herramientas a utilizar deben responder a las características que describe el contrato y en especial el utilaje de uso manual debiendo ser de primera calidad de manera tal de no afectar el material de las celdas. Se cumplió con lo siguiente tarea particular: Para el Jefe de Proyecto de evaluar In situ las condiciones a cumplir para ejercer el control y las garantías, para el jefe Especialista, de participar y observar los procesos de producción y para el Suboficial de ejecutar tareas conjuntamente con el personal de planta del taller» .
Ámbito.