La industria bajo la lupa en 2018: bajar costos y ganar competitividad

Economia

La industria finalizará el año con una modesta recuperación luego del desplome que sufrió en 2016. La inercia positiva seguirá en el comienzo de 2018. Las reformas y la inversión serán claves para conseguir un crecimiento sostenido.

Al considerar el acumulado de los primeros 10 meses del año, la industria crece un 1,8% según el INDEC y de esta forma se encamina a cerrar el año con un moderado progreso que estará en torno a un 1,5% (como promedio de las estadísticas públicas y las privadas), con un comportamiento dispar en los 12 bloques productivos, con algunos en franca recuperación respecto al desplome de 2016 y otros que siguen con números rojos.

Aquejadas por cuestiones estructurales, la competitividad de las empresas autóctonas está en desventaja tanto para exportar como para pelear contra los productos importados. El atraso cambiario ya más que evidente -para el Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano el atraso cambiario llega al 38,2% en comparación con el tipo de cambio postcepo de diciembre de 2015-, supone un problema extra que se evidencia sobremanera en los sectores que dependen del alicaído mercado interno y que luchan incansablemente para mantener su lugar ante los productos que llegan del exterior.

La escasez de financiamiento y las astronómicas tasas sostenidas a rajatabla por el autonómico Banco Central de Federico Sturzenegger suponen una adversidad extra, sobre todo para las pymes con menos espaldas que las empresas más grandes para invertir en tecnologías y en desarrollo, máxime cuando en paralelo los costos internos siguen avanzando.

Con un Presupuesto en el que el Gobierno proyecta un crecimiento del 3,5% del PBI, la industria parece que seguirá con un comportamiento dispar y de expansión moderada, en la que habrá que seguir al detalle cada uno de los sectores, atentos a la dinámica tanto del mercado interno como de la economía de Brasil y la global.

Las reformas estructurales planteadas por el Gobierno alientan la esperanza de una reducción del «costo argentino», aunque para ello deberá haber una articulación público-privada con el compromiso de dotar de mayor potencia a las empresas locales, tanto para exportar como para competir con las importaciones, en el marco de una economía con menos presión fiscal y sin distorsiones que promuevan una competitividad artificial.

Base

Durante 2017, el comportamiento de la industria se comparaba contra un penoso 2016 en el que la producción manufacturera se desplomó (4,6% según el INDEC y 4,9% según el Centro de Estudios de la Unión Industrial Argentina -CEU-). Es por eso que en promedio el sector manufacturero aún se encuentra por debajo de los niveles previos de 2015, así como los distintos segmentos no logran un impulso suficiente para recuperar la cota de hace dos años, cuando la industria arrastraba un amesetamiento que venía ya desde 2011.

Considerando guarismos oficiales, en el acumulado a octubre la industria automotriz sube un 8,4%; resto de la metalmecánica 9%; metálicas básicas 7,8%; productos minerales no metálicos 5,2%; productos de caucho y plástico 2,1% y edición e impresión 0,3%. Como contracara la producción textil cae 9,4%; tabaco 2,6%; refinación del petróleo 1,5%; sustancias y productos químicos 1,3%; industria alimenticia 0,8% y papel y cartón 0,7%.

Es por eso que el crecimiento del 2,2% de la industria en octubre esconde un comportamiento heterogéneo entre los bloques industriales e incluso divergencias en el interior de los propios sectores. «Hay bastante disparidad, con sectores que están muy ligados a la obra pública, sobre todo lo que es cemento y materiales de la construcción, y tienen buenas perspectivas. Hay otros sectores que están creciendo bastante como el siderúrgico, con un acumulado a octubre del 10%; si bien no recupera todo lo perdido en 2016, está traccionado por la construcción y por la automotriz, que sube un 2%. Y hay otros más complicados que son mercadointernistas como textil, con un año complejo con bastantes importaciones», ejemplificó Pablo Dragún, coordinador del CEU.

Pymes

En lo que hace a las pymes industriales, el Índice de Producción Industrial Pyme (IPIP) de la CAME mostró un crecimiento del 3,3% en septiembre, cumpliendo así tres meses consecutivos en alza, aunque acumula una caída de 0,9% en los primeros nueve meses del año y de continuar esta tendencia, el año podría finalizar con un resultado levemente positivo frente a 2016, aunque por debajo de 2015. «El balance de la industria fue regular, sobre todo para las pymes que empezaron la recuperación más tarde», dijo Victoria Giarrizzo, coordinadora del IPIP.

El aumento interanual alcanzó al 53,3% de las industrias, que declararon subas anuales, la proporción más alta en 4 años. La cantidad de empresas en declive también se redujo a 27,9%.

De los 11 sectores relevados por el IPIP hubo 9 que avanzaron en la comparación anual: material de transporte 13,5%; productos de caucho y plástico 7,1%; papel, cartón, edición e impresión 6,5%; productos eléctrico-mecánicos e informática 6,1%; productos de metal, maquinaria y equipo 5%; calzado y marroquinería 5,4%; productos químicos 0,9%; maderas y muebles 1,9%; productos textiles y prendas de vestir 2,8%. En tanto que cayeron minerales no metálicos un 4,2% y alimentos y bebidas 2,3%.

Rentabilidad

Pese a la incipiente recuperación, el incremento de los costos y la debilidad del consumo ponen a las empresas con márgenes de ganancia que aún están lejos. En septiembre, los costos de producción aumentaron 3,6% promedio, según las respuestas de los empresarios en el relevamiento del IPIP. «Hay una recuperación suave de las ventas, pero no alcanza a compensar la rentabilidad porque al mismo tiempo seguís teniendo suba de costos, la inflación sigue aumentando y las empresas chicas tienen muchos problemas para trasladar a precio porque pierden mercado a manos de las más grandes y aquellas que no tienen competencia en el mercado local pierden mercado en manos de la importación», advierte Giarrizzo.

En la misma línea, Dragún analizó que «el atraso cambiario hace que por la suba de costos las empresas sean cada vez menos competitivas frente a las importaciones; esto en un mundo en donde el comercio se empezó a mover un poco más y Brasil que recién ahora está pareciendo salir curiosamente con una baja de tasas».

Ante este panorama, la industria parece estar en una encrucijada de tasas altas, inflación y atraso cambiario. Para ello las empresas deben apuntar a mejorar la rentabilidad siendo más competitivas, pero lamentablemente en la Argentina hay un marcado atraso tecnológico, por lo que la mejora en este rubro deberá esperar un proceso de mediano plazo. El Gobierno apuesta un pleno a las reformas para bajar el «costo argentino», algo que parece insuficiente con una inversión que no alcanza para mover el amperímetro de la producción local. Habrá que ver si la luz verde de los ambiciosos cambios estructurales planteados por la Casa Rosada alcanza para incentivar del desembolso de capital con objetivos productivos.

«Las líneas de financiamiento productivo para las pymes eran algo positivo, pero encontró a las empresas en un ciclo muy malo y muchas empezaron a usar el crédito para el día a día y no para la inversión. El Gobierno viene haciendo cosas para mejorar el llamado ‘clima de inversión’ para 2018, pero al mismo tiempo corta la canilla para financiar, entonces hay una política equivocada», alerta Giarrizzo sobre la decisión del Banco Central de poner fin paulatinamente a la línea de inversión productiva hacia fines de 2018.

Perspectiva

El año pasado la industria tuvo un arranque muy malo y recién comenzó a mejorar en el segundo semestre, por lo que el inicio de 2018 seguirá con la inercia actual comparando con meses de niveles bajos.

Al respecto, Giarrizzo trazó un panorama: «Como positivo hay que decir que 2018 comienza con una economía creciendo tibiamente a diferencia de 2017, que estaba en recesión; por otro lado, hay perspectivas de mejora en Brasil y recuperar un poco del mercado brasileño es bueno. Como negativo, iniciás 2018 sin crédito y con tasas altas, y las empresas asfixiadas financieramente».

En cuanto a los sectores que deberían tener buena performance en 2018, Dragún pronostica: «La obra pública debería seguir traccionando y los sectores de alimentos deberían estar creciendo si el consumo real mejora. También todo lo vinculado al sector petrolero y Vaca Muerta como la metalmecánica. Hay que ver qué pasa con la cuestión de la presión importadora que afecta sobre todo donde la posibilidad de maniobrar con políticas comerciales es más complicada».

«En el sector industrial tenés la mitad de las empresas que están creciendo y la otra mitad que no crece o cae. Pero incluso las que crecen no son rentables, entonces en 2018 van a necesitar altos niveles de venta para volver a ser rentables», sostiene Giarrizzo.

Si bien hay proyecciones de crecimiento entre el 3% y 4% para los próximos 12 meses, no se avizora una expansión económica que como una locomotora arrastre a la industria a altos niveles. Las primeras estimaciones proyectan un comportamiento similar a 2017.

Entonces, si bien el año comenzará con un leve crecimiento, habrá que seguir la tendencia con un exhaustivo monitoreo de cada uno de los sectores para ver si esa tibia recuperación se consolida o queda en un tenue avance.

*Ámbito