Las fiestas, los animales y los fuegos artificiales

Sociedad

A unos días del inicio de la celebración de las Fiestas, te recordamos por qué es importante que festejes, pero sin afectar a animales, humanos y al propio ambiente. Motivos y consejos para garantizar que las fiestas sean felices, para todos. Nos cuenta el ambientalista Luis Martínez.

Algo que pareciera ya coherente, lamentablemente aún no lo es. La gente no sólo sigue comprando fuegos artificiales sino que hasta, desde el sector público y privado, se organizan eventos especiales donde “el show de los fuegos” es protagonista. Celebrar las fiestas con pirotecnia no es la decisión más acertada, afecta a los animales, a las personas, a la naturaleza. Lejos de dar un mensaje sin razones, aquí los motivos de por qué te invitamos a sumarte a unas fiestas sin pirotecnia, con felicidad para todos.

¿Por qué no a la pirotecnia?

Sin una jerarquía de relevancia, el primer motivo lo encontramos en los animales. Empecemos por aquellos que más cerca tenemos, aquellos a quienes solemos denominar como mascotas: perros y gatos. Un perro posee una capacidad auditiva de 60.000 ciclos por segundo, la del ser humano es de apenas 20.000. Es decir, la caída de cualquier objeto es percibida de forma mucho más fuerte por este animal, imagínense el efecto que podría generar un fuego artificial. Si ya hasta para un humano, el estruendo resulta fuerte, ¿cómo lo puede llegar a afectar a un perro? La reacción ante la pirotecnia se puede describir en dos estados: miedo (con taquicardia, temblores, falta de aire, náuseas) y/o nerviosismo (con pérdida de control, aturdimiento, aceleración cardíaca y de movimientos). En ambos casos, la situación puede ser tan extrema que puede generar la muerte. Situación similar se encuentra en los gatos, igualmente sensibles al ruido de la pirotecnia.

Pero los perros y gatos no son los únicos afectados por la “fallida” celebración humana. También se encuentran las aves. La pirotecnia impacta sobre el hábitat tradicional de pájaros de todo tipo alrededor del mundo. Los fuegos artificiales generan una alteración en las facultades mentales que puede llegar hasta provocar que se choquen con edificios, autos o entre ellos. El estado de nerviosismo ante lo desconocido y ruidoso es tal que el ave no sabe qué hacer, hacia dónde, cómo aliviar el daño.

El segundo motivo se encuentra en el propio ser humano, porque siempre que es responsable de un problema también se convierte víctima de la propia dificultad que genera. Hay personas con ciertas enfermedades o condiciones, como el autismo, que sufren de la pirotecnia con síntomas similares a las descritas anteriormente. Pero también, el uso irresponsable, la falta de experiencia, el terminar manipulando fuego, ocasiona centenas de heridos en cada Navidad y Año Nuevo en cada país; incluso teniendo a la víctima y victimario dentro de un propio hogar.

¿Y qué le pasa al ambiente? Aquí nuestro tercer motivo. Dicen que todo lo que sube, tiende a bajar. Por lo que, todos esos “bellos” (para algunos) fuegos artificiales que suben, en algún momento bajan y lo hacen afectando al ambiente. Cada fuego artificial significa la generación de residuos, no sólo por el packaging donde vienen, sino también por el residuo final que cae luego de ser lanzado. El incremento en las ventas de pirotecnia, significa un incremento en la generación de residuos.

¿Qué hacer al respecto?

Siempre que hay un NO, tiene que haber una conducta propositiva, un qué hacer, una guía de acción. Por eso, aquí te damos unos consejos para pasar unas felices fiestas, sin pirotecnica.

Reemplazar la “alegría” que puede llegar a generar tirar pirotecnia por otros divertimentos más saludables, como juegos en familias, compartir anécdotas, hacer un balance positivo del año o simplemente acompañar a los seres queridos.

Si tenés un gato o perro, comprendé su situación ante la pirotecnia y ayudálo. Si está nervioso, intentá calmarlo, no es bueno que corra, ladre o grite, pues afecta su ritmo cardíaco.

Si tiene miedo, refugiálo en un espacio cerrado y ponele música tranquila para evitar que escuche los estruendos.Antes de las fiestas, recordá verificar que tu mascota tenga collar y chapita con un número de contacto. Por los nervios, muchos animales salen corriendo y pueden perderse. Brindar la información es la clave para que vuelva a tu hogar.

Si encontrás un animal perdido, verificá si tiene dato de contacto. De lo contrario, sacále una buena foto y compartíla en la red de animales perdidos de tu ciudad o país.

Si al día siguiente de los festejos, ves residuos de fuegos artificiales, reuníte con otros vecinos y hagan una limpieza en el barrio o comunicalo a las autoridades locales para garantizar su recolección.

Festejá, celebrá, disfrutá, pero hacelo con amor y sin violencia. Las fiestas tienen que ser felices, para todos.