En la primera misa de 2018, el papa Francisco pidió garantías de paz para los inmigrantes

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Así lo manifestó en el primer oficio religioso del año, realizado en las últimas horas dentro de la basílica de san Pedro. También pidió que la iglesia tenga más humildad y amor.

Francisco pidió en su primera misa del año en la basílica de san Pedro que se garantice la paz de los inmigrantes y refugiados y llamó a abandonar el «bagaje inútil» de la vida, evitando la «banalidad del consumismo» y las «conversaciones vacías». Además reclamó que la Iglesia sea «humilde, pobre de cosas y rica de amor» le pidió a los cristianos a «empezar desde el centro».

En su primer homilía del 2018 el Papa destacó el papel de la Virgen María en la misa dedicada a ella, en un día en el que la Iglesia celebra la 51° Jornada Mundial de la Paz, y con un fuerte pronunciamiento contra quienes rechazan a los inmigrantes y refugiados.

El Papa recordó que los refugiados e inmigrantes «están dispuestos aarriesgar la vida en un viaje que en gran parte de los casos es largo y peligroso» y, en este contexto, reclamó que se les garantice «futuro de paz».

«No apaguemos la esperanza en su corazón; no sofoquemos sus esperanzas de paz. Es importante que de parte de todos, instituciones civiles, realidades educativas, asistenciales y eclesiales, haya un esfuerzo por garantizar a los refugiados, a los inmigrantes, a todos, un futuro de paz», dijo Francisco.

Además arremetió contra las «banalidades desmoralizadoras del consumo» y alentó a los fieles a concentrarse en lo esencial en este 2018 que comienza. Francisco hizo un llamado desde la basílica de San Pedro para que los creyentes se protejan «de la anestesia de la publicidad, la propagación de palabras vacías y las alarmantes olas de charlatanería y ruido».

«Todos los días deberíamos tomarnos unos momentos de tiempo para guardar silencio junto a Dios, proteger nuestras almas y nuestra libertad», dijo el Papa, que apeló a no dejarse llevar por el miedo y la melancolía. En su homilía pidió a los fieles que dejen «los fardos del pasado», que empiecen «de nuevo desde lo que importa» e insistió en que Dios quiere que la Iglesia sea como la Virgen, «madre tierna».