Los pescadores que se encontraban sobre las aguas del río Paraná no podían creer que una embarcación tan antigua como el UROS-Z aparezca en Empedrado. Llegó hasta la ciudad del interior luego de desamarrarse del puerto de Capital.
El veterano pescador refregó sus ojos acostumbrados al rebote de la resolana sobre las aguas y no lo podía creer. Delante de él se recortaba, en el horizonte del amanecer rojizo sobre el Paraná, la enorme silueta de un barco fantasma como salido de las viejas historias de miedo, con las que los mayores suelen asustar a los novatos que salen de pesca por primera vez
La misteriosa nave despertó los temores más profundos de los pescadores que lo acompañaban, muy afectos a las leyendas de poras, aparecidos y fantasmas; algo que el adolescente del grupo se encargó de exorcisar con la modernidad de su teléfono celular y ni bien tuvo señal de 4G, convirtió las fotos y filmaciones en trending topic de las redes sociales.
En pleno siglo XXI, el perfil herrumbrado del UROS-Z causó asombro hasta un poco de temor para quienes están acostumbrados a hacer sus excursiones de pesca y habituados al paso de las pesadas barcazas que van y vienen hacia puertos paraguayos.
Su aspecto fantasmagórico hacía creíbles esas viejas leyendas de barcos hundidos que recobran vida y justifican los cuentos de luces malas y plata ybiguy, herencia que viene de lejos sobre entierros de oro y plata, de los tiempos de las guerras fratricidas.
La explicación es más sencilla, no deja lugar para el misterio o la mística. Tiene que ver con el apogeo y la decadencia de la industria naviera provincial con epicentro en los otrora productivos Astilleros Corrientes.
El UROS-Z es un barco que estuvo amarrado durante 20 años en un canal secundario de los astilleros, que marcaron hitos importantes en la historia naval comercial de la República Argentina y en su apogeo, en la década de los 80, hasta fueron capaces de botar dos plataformas de explotación petrolera.
De acuerdo con la información recolectada por periodistas de época la embarcación, que causó el asombro de pescadores y turistas, se trata de un buque en construcción amarrado en la planta industrial de Astilleros Corrientes que se soltó y derivó hasta su encalladura en inmediaciones de El Sombrero y Empedrado.
De acuerdo a los datos técnicos brindados por autoridades de Prefectura Naval, la embarcación nunca terminada se desprendió de sus amarres y alcanzó el canal en el kilómetro 1200 de navegación del río Paraná y derivó aguas abajo, hasta llegar al kilómetro 1142 en un punto intermedio entre las dos localidades mencionadas, aunque en jurisdicción de “la Perla del Paraná”.
Informaron que se labran las actuaciones formales para lograr su remolque hasta el astillero y lo devuelva al lugar donde aguardó por 20 años la botadura, hasta que se cansó de esperar el bautismo con champan y salió a navegar solo.
Fuente: época.