El expresidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva logró este sábado finalmente dejar el sindicato de metalúrgicos en el que estuvo recluido desde el pasado jueves, para partir hacia Curitiba y cumplir con la orden de detención dictada por el juez Sergio Moro, tal cual lo adelantó más temprano en su discurso ante una multitud de simpatizantes. Ya se encuentra en vuelo hacia Curitiba.
Fue tras el segundo intento, luego de que la militancia del PT apostada en el lugar impidiese la primera salida bloqueando las puertas de salida, pese a las maniobras de distracción de los encargados de seguridad de su custodia que incluyeron dos autos negros y uno gris. Ante esta situación, Lula debió retornar al edificio para evitar desmanes luego de varios minutos en que su custodia intentó negociar con los simpatizantes sin éxito.
Tras esta situación, la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, tuvo que salir a pedir a la militancia que permitiese que Lula se entregase, ya que la policía federal ya se dirigía hacia el lugar.
La parlamentaria explicó que Lula decidió entregarse para evitar que la Justicia le dicte una orden de detención preventiva por obstrucción a la justicia, un mandato contra el que no existen recursos, por lo que su situación jurídica quedaría totalmente comprometida.
Tras su salida, a pie Lula se partió en una caravana custodiada por la Policía Federal que lo llevó hacia el departamento de Policía de San Pablo. Allí, tras una breve revisación médica partió en helicóptero rumbo al aeropuerto de Congonhas, donde tomó un vuelo hacia Curitiba donde miles de simpatizantes esperan su arribo.