El Gobierno municipal decidió cerrar los establecimientos sanitarios ubicados en distintas barriadas de la ciudad. Aseguran que se debe a refacciones, pero a ese argumento se suma también la realidad de los trabajadores despedidos.
En el marco de dicha situación cabe recordar la medida que tomó el intendente Eduardo Tassano, quien consideró correcto realizar un censo de los empleados y luego dar de baja a muchos de ellos. Entre los agentes que se quedaron sin trabajo se encuentran los que prestaban funciones en las SAPS.
La realidad, más allá de las explicaciones que pueda brindar el municipio, es que miles de personas de barrios alejados y -en algunos casos- vulnerables ya no cuentan con la posibilidad de recibir atención médica cerca de sus hogares hace aproximadamente cuatro meses.
«En las Salas de Atención Primaria de la Salud -SAPS- se atienden consultas derivadas de patologías básicas, incluídas las odontológicas. Los pacientes, allí, podrán acceder gratuitamente a medicamentos y, en caso de ser necesario, serán derivados a centros de mayor complejidad», expresa el municipio sobre las dependencias en su página oficial.
En dichos lugares, al menos cuando funcionaban, se podían llevar a cabo controles de crecimiento y desarrollo de los niños, seguimiento de los chicos desnutridos, inmunizaciones, prevención del cáncer de mama y captación precoz de la Tubercolosis Pulmonar.
También se organizaban programas para la educación de la salud, la entrega de leche entera en polvo para niños, promoción de la lactancia materna y programas de prevención de enfermedades como el dengue y el HIV.
