El próximo martes Argentina se juega -a todo o nada- la clasificación a la segunda fase del mundial Rusia 2018. Este sábado, en tal sentido, volvió a trabajar.
El seleccionado argentino volvió hoy a trabajar por primera vez con la mayoría de la dotación que afrontará el martes un decisivo encuentro ante Nigeria a todo o nada por el acceso a los octavos de final de la Copa del Mundo con rostros de preocupación, sin sonrisas y con Jorge Sampaoli por un lado y los futbolistas por otro.
Otro Lionel, en este caso Scaloni, fue el nexo entre cuerpo técnico y los futbolistas en el comienzo de la práctica, mientras el entrenador transitaba a 30 metros de sus dirigidos sin abandonar su cuaderno de anotaciones.
Del otro lado, a unos 100 metros, los tres arqueros trabajaban con los pies, y en ese aspecto -contrariamente a lo imaginado- el que estaba más activo y hasta se le escapó una exclamación de alegría luego de una gambeta a Nahuel Guzmán que terminó en gol fue Wilfredo Caballero, seguramente aliviado luego del triunfo nigeriano que le quitó cierta responsabilidad ante una eventual eliminación prematura del Mundial.
Los tres futbolistas que se quedaron en el gimnasio atendiendo lesiones de distinta consideración fueron Gabriel Mercado y Nicolás Otamendi, ambos con traumatismos en el tobillo derecho, y Lucas Biglia, a quien le recrudeció una dolencia en la rodilla de la misma pierna.
Pese a que la reunión post cena de anoche intentó congeniar opiniones y sentimientos diversos, lo concreto es que los jugadores no están conformes con las idas y vueltas del entrenador, ya que según pudo averiguar Télam, «los vuelve locos» con sus constantes cambios de sistemas y jugadores.
Los ingresos de Franco Armani y Cristian Pavón avanzan con el paso de las horas, así como la idea primigenia de afrontar el cotejo ante los nigerianos con línea de cuatro y un probable acceso a la titularidad de Gonzalo Higuaín.
Lo contradictorio del puesto de arquero es que Armani no es el mismo en los entrenamientos de la selección que en River, mientras que Guzmán, que terminó mal su temporada en Tigres, de México, mejoró mucho sus prestaciones en las prácticas.
Inclusive algún jugador del plantel, de los referentes, sostuvo en la intimidad, cuando se le mencionó cómo lo veía a Armani en los entrenamientos, que en los ejercicios de definición era «un colador».
La preocupación recrudeció hoy cuando llegó la información a Bronnitzy de que Croacia reservará a varios titulares, entre ellos Ivan Rakitic, para el cotejo ante Islandia.
Si los islandeses ganan como lo hicieron las dos veces que se enfrentaron por eliminatorias europeas, y Argentina hace lo propio con Nigeria, habrá igualdad de puntos y empezará a correr la diferencia de gol.
Pero en ese punto hay que hacer una salvedad muy importante: Argentina tiene -3 y un tanto a favor, mientras que Islandia está -2 y también un gol en su haber conseguido ante Argentina.
Si Islandia supera, supuestamente, por 1 a 0 a Croacia, entonces Argentina deberá batir por 3 a 0 a Nigeria, ya que ante igualdad en diferencia de goles se desempata por «fair play», y allí Argentina está en clara desventaja, ya que tiene tres tarjetas amarillas acumuladas contra ninguna de los islandeses.
Por todo esto, pero fundamentalmente porque la relación entre el cuerpo técnico y los jugadores está definitivamente desgastada y ya no habrá vuelta atrás, es que después de una brisa de tibia esperanza provocada por la victoria nigeriana de ayer, los gestos adustos volvieron. Y encima el as de espadas, Lionel Messi, que cumplirá mañana 31 años, tampoco pasa por su mejor momento anímico por distintas cuestiones.
Por eso será sanadora la visita que esta tarde le realizarán los familiares a los futbolistas, sin entrenamiento vespertino a la vista, y bien lejos de la pelota.
Sin embargo el otro combo, malas relaciones y hastío, constituyen una fórmula difícil de digerir cuando está por delante un partido decisivo en un campeonato mundial. Ni más ni menos.