Jorge Capitanich: El FMI no es ni era la única alternativa

Politica

La parafernalia comunicacional de las corporaciones económicas, financieras y mediáticas que hoy constituyen una unidad a los fines del sostenimiento de una democracia ficcional y la preservación de una matriz hegemónica neoliberal a nivel planetario con su estrategia operacional en América Latina y particularmente en nuestro país, determina la necesidad de combatir el discurso único y “el fin de la historia”.

Las revoluciones a través de la historia pueden durar más o menos tiempo, pero son irreversibles en el punto de inflexión de los cambios estructurales de la humanidad, pues resulta inadmisible la injusticia social como instrumento de dominación sistemática de los pueblos y la demonización del populismo como la fase simbólica de la transformación de la identidad colectiva de una nación.

Situación extrema

En este contexto, es preciso advertir que la crisis autoinfligida por el gobierno nacional nos llevó a esta situación extrema por una anteojera ideológica, por no entender ni interpretar nuestra historia e identidad nacional, por repetir viejos errores producto de encasillamientos ideológicos y por servir plenamente a intereses corporativos oligárquicos y trasnacionales.

El primer error de diagnóstico es no reconocer que la historia económica argentina constituye una eterna tensión entre modelos en pugna que provoca estrangulamiento del sector externo, insuficiencia de divisas para afrontar una demanda creciente, restricción externa que condiciona la tasa de crecimiento conjuntamente con la redefinición de alianzas sociales que condicionan severamente la sustentabilidad de los proyectos políticos en pugna.

Los gobiernos populares lo resuelven por la vía de controles de cambio en forma directa e indirecta y los gobiernos neoliberales e impopulares lo resuelven mediante endeudamiento externo y redefinición de las alianzas económicas con las corporaciones financieras nacionales e internacionales recurriendo a un endeudamiento irresponsable que condiciona los grados de libertad para el ejercicio futuro de la política económica.

Indicadores adversos

Lo cierto es que el gobierno nacional incluyendo la emisión de títulos de deuda por todo concepto y monedas (incluyendo LEBACs) han emitido 150.000 millones de dólares aumentando la participación relativa en términos del PIB al 69 por ciento.

Tanto nos decían que estábamos aislados del mundo que hoy lideramos casi todos los indicadores adversos: a) Primer lugar en tasas de interés en el mundo con 40 %, seguido por Irán 17 % y Egipto con 16,67 %, b) segundo lugar en inflación después de la República Bolivariana de Venezuela, c) primer lugar de emisión de deuda en los países emergentes seguido por Arabia Saudita por la mitad del monto emitido, d) primer lugar en devaluación de la moneda en el transcurso de estos dos meses y, e) primer lugar en pérdidas de reservas con reducción abrupta de su participación en el PIB.

No cabe la menor duda que lideramos los peores indicadores del mundo en materia económica con un retroceso extraordinario del primero al cuatro lugar en materia de salario mínimo vital y móvil en América Latina, aumento sistemático de la pobreza, indigencia, desempleo, exclusión social e informalidad laboral.

No es el escenario mundial quien ha incidido de una manera categórica en la crisis, pues la misma ha sido autoinfligida, ex profeso y a sabiendas del daño que se quería provocar.

Desde 2003 hasta 2015 el gobierno anterior enfrentó cinco corridas cambiarias por 70000 millones de dólares. Ninguna tuvo como variable de ajuste al jubilado, al trabajador, al comerciante, al empresario, al docente o cualquier familia argentina humilde de nuestra tierra.

El Congreso jamás votó una ley de ajuste

Pagamos al FMI y nos liberamos de sus ataduras y afrontamos la peor crisis financiera internacional después de la gran depresión de 1929 junto a una caída de precios internacionales de “commodities” a partir de 2009 conjuntamente con una guerra de monedas, una guerra económica proteccionista y un deterioro de los términos del intercambio que afectó la tasa de crecimiento de la economía mundial y de intercambio comercial.

El actual escenario económico internacional permite visualizar recuperación de precios internacionales de nuestros productos de exportación, demanda creciente y firme de los mismos, aumento de la tasa de crecimiento mundial y del intercambio comercial con un sesgo desfavorable en la evolución de la tasa de interés.

No vamos a repetir artículos anteriores respecto de los errores cometidos, lo cierto es que si el gobierno en vez de unificar de golpe el mercado cambiario mediante la unificación abrupta, en vez de desregular plenamente el mismo, en vez de arreglar en las condiciones que lo hizo con los fondos buitres, en vez de favorecer la fuga de capitales y en vez de abrir las importaciones de un modo salvaje generando al mismo tiempo ajuste de empleo y salarios para pulverizar el consumo hubiese hecho “gradualismo” para proteger el sector externo no tendría inconveniente alguno hoy de administrar el escenario macroeconómico con solidez.

El escenario actual

Hoy tiene un escenario de déficit del sector externo de 30000 millones de dólares y no dispone de otra herramienta que no sea la flotación del tipo de cambio para corregir desequilibrios, esto significa, devaluación alta para lograr un ajuste de salidas de divisas por turismo y por importaciones siendo materialmente imposible obtener financiamiento de dólares por vía financiera.

Devaluación abrupta significa inflación pues cualquier serie estadística histórica demuestra en los últimos 75 años que lo que se denomina “pass through” equivale a 72 % (algunas lo ubican entre 45 y 75%), esto es, que de cada peso de devaluación, 0,72 centavos pasa a precio en el peor de los casos.

Devaluación significa pulverización de salarios, jubilaciones y gasto público en dólares y aumento desmedido de servicios de capital e intereses de la deuda en moneda extranjera. En buen romance significa trabajar para los fondos de inversión, bancos y corporaciones financieras que hicieron su diferencia y ahora recurrieron a su prestamista de última instancia.

El peor saqueo de la historia

Este es el peor saqueo de la historia argentina. Se llevaron 150000 millones de dólares, ahora tienen un blindaje de 50000 millones de dólares para cobrar su deuda mientras que el asalariado, el jubilado, la industria, las pymes verán perder lo poco que tienen.

Usualmente el verso del gobierno es que con esto logran estabilidad económica pero pueden afectar estabilidad política en virtud de la tensión social (Jordania y Grecia, entre otros, lo demuestran).

El acuerdo con el FMI entre otras cosas remarca lo siguiente: a) El Banco Central de la República Argentina deja de financiar al tesoro para maximizar el ajuste fiscal de corto plazo, b) El Tesoro se hace cargo de un programa de emisión para reducir la emisión de LEBACs con un sistema de rescate (aumenta el stock de deuda y la vulnerabilidad externa del país afectando la hoja de balance de los bancos del sistema financiero), c) El FMI como prestamista de última instancia garantiza a los acreedores que van a cobrar sus acreencias, d) El Estado se compromete a reducir el 88 % las erogaciones en deuda pública y el 74 % de las transferencias a provincias.
Demás está decir que este acuerdo sirve solamente a los intereses de los acreedores a costa del esfuerzo de los argentinos.

Ya dijimos que era posible evitar el acceso al FMI, pero este gobierno lo hizo ex profeso desde el inicio de la gestión y puede terminar en dolarización con el desmanejo de las variables económicas. El PIB caerá, el consumo, la inversión también. Las exportaciones puede recuperar, las importaciones caerán y también los gastos de turismo en el exterior.

Pero el Estado no regula precios de alimentos, tampoco limita transferencia de utilidades al exterior que durante 2003-2015 debían reinvertir en el país para aumentar la inversión bruta interna.

Debe quedar en claro que en virtud de que nuestro país posee 2,8 millones de km2 de superficie siendo el octavo en el mundo, que tiene baja densidad de población, que tiene 45 millones de habitantes, que posee 6,3 millones de trabajadores privados formales en un contexto de 17 millones de trabajadores formales, informales, públicos y privados es preciso sostener una estrategia de crecimiento económico en donde la energía debe ser barata y accesible, donde los alimentos deben ser de calidad, baratos y accesibles, donde la tasa de interés debe favorecer a la inversión productiva y no a la especulación financiera, donde el tipo de cambio real efectivo debe ser competitivo y donde el salario debe ser elevado.

Cambiemos pretende todo lo contrario. Pulverizó el salario, dolarizó las tarifas de energía en general y el combustible en particular, aumentó exponencialmente la tasa de interés, encareció el costo de los alimentos y generó una volatilidad extrema de tipo de cambio. Cualquier persona sin ser experta ni economista sabe que esto es inviable.

Energía y alimentos baratos

Nosotros creemos que la energía debe ser barata y accesible cuyo precio debe ser fijada por el costo de producción más una tasa de ganancia regulada en virtud de ser un bien estratégico nacional.

Los alimentos deben ser baratos y accesibles promoviendo su industrialización en origen para maximizar las exportaciones. Las tasas de interés deben ser negativas para favorecer las inversiones con el objeto de aumentar la oferta de bienes y servicios a los efectos de garantizar estabilidad de precios.

El tipo de cambio debe ser competitivo sin afectar la tasa de salarios recurriendo a un sendero de unificación de largo plazo con controles inicialmente con mecanismos múltiples para llegar a corregir asimetrías en un período de tiempo determinado.

El modelo 2003-2015 necesitaba 10 años más para consolidar desendeudamiento con industria nacional fuerte, innovación tecnológica y productiva, autonomía fiscal, monetaria y financiera.

Ahora tenemos que empezar de nuevo mediante las siguientes acciones en un próximo gobierno en el año 2019:

1. Autoabastecimiento energético con aumento sistemático de energía eólica, fotovoltaica y solar térmica desarrollando tecnología nacional para no depender del 26 % de importaciones energéticas de gas que eleva el precio promedio de referencia y por ende el precio que pagan los consumidores.

2. Industrialización sustitutiva de importaciones selectivas de bienes que pueden ser producidos localmente mediante administración del comercio exterior, reintegros a las exportaciones, estímulos fiscales y financieros para ahorrar divisas y superar las restricciones del sector externo.

3. Generar acuerdos bilaterales con países afines a la matriz de aumento y diversificación de exportaciones que son 24 en el mundo con el objeto de maximizar flujo de generación de divisas originadas en manufacturas de origen agropecuario, industrial y materias primas junto a tecnologías y servicios estratégicos.

4. Proponer una regla fiscal con tendencia al equilibrio en el sector público argentino que implique mayor descentralización en provincias y municipios, nuevo paradigma de coparticipación de recursos, resolución de endeudamiento, autorizaciones y sistemas de fiscalización con el objeto de garantizar sustentabilidad de largo plazo.

5. Proponer una regla monetaria que tienda a la estabilidad monetaria con el uso apropiado de instrumentos para regular el pasivo monetario, propender a la estabilidad del sistema financiero y a la pesificación creciente de los ahorros con una orientación precisa del diseño arquitectónico de las políticas públicas. Esto significa regular tasas de interés para inversiones, proteger el ahorro y diseñar instrumentos específicos para vincular el mercado de capitales con el sistema financiero a los efectos de potenciar el sistema productivo.

6. Garantizar una regla cambiaria de flotación competitiva manteniendo coherencia con las reglas fiscales y monetarias para evitar acumulación de desequilibrios.

7. Desarrollar una política industrial activa por cadenas de valor competitivas, una política de empleo que combine educación, eficiencia y salarios competitivos y dignos, una política de estímulos a las economías regionales para potenciar producción y comercio exterior.

8. Esto significa un nuevo diseño para transformar la Argentina en una potencia agroalimentaria, energética, turística, tecnológica, cultural, ambiental y forestal. No implica un pacto para la entrega y sumisión al FMI. Es un pacto para que el pueblo argentino viva mejor.

Cambiemos no cambió

Cambiemos no cambió, hizo más de lo mismo, ya fracasó con las viejas recetas y debemos evitar que dolarice la economía, lo cual sería letal pues sería irreversible para siempre.

Si el préstamo del FMI cancela deuda preexistente y no la aumenta, un nuevo gobierno debería reprogramar los flujos financieros de vencimientos de corto y mediano plazo generando las condiciones para su crecimiento con nuevas metodologías y políticas públicas.