Los primeros seis integrantes del equipo de niños futbolistas atrapados en una cueva en Tailandia han sido rescatados, según informaron este domingo fuentes oficiales tailandesas.
«Dos niños ya están afuera, los están atendiendo en en el hospital de campaña junto a la cueva», dijo Tossathep Boonthong, jefe del departamento de Salud de la ciudad de Chiang Rai, en un comienzo a la agencia Reuters.
«Les estamos realizando un examen médico. Todavía no han sido trasladados al hospital de Chiang Rai», agregó en referencia al sitio que ha sido preparado para recibir a los evacuados.
En tanto el periódico local Bangkok Post y la cadena BBC citaron a la página oficial de Facebook del equipo de buzos de Tailandia (Thai Navy Seals) que indicaban que otros dos niños emergieron de la cueva poco después.
Finalmente, la agencia Reuters reportó que otros dos niños habían salido de la cueva, llevando el número final a seis, de acuerdo a un miembro del equipo médico.
Ambulancias y helicópteros fueron vistos operando en la zona alrededor de las cuevas de Tham Luang, por lo que se especulaba con que podrían haber sido ya trasladados.
Al respecto el periódico tailandés Khaosod identificó a uno de los rescatados como Mongkol Boonpiam, de 13 años, y señaló que ambos habrían sido llevado por aire a Chiang Rai, aunque no había confirmación oficial.
El mundo se mantiene en vilo ante el operativo de rescate de los 12 niños futbolistas miembros del equipo Mu Pa y su instructor, quienes quedaron atrapados hace dos semanas en un complejo de cuevas en el norte de Tailandia debido a las inundaciones provocadas por las lluvias.
Tras considerar diferentes métodos de evacuación, las autoridades finalmente se decidieron por el más rápido y peligroso, que consiste en extraer a los niños, de entre 11 y 16 años, y a su instructor de 25 años buceando.
De acuerdo a la BBC, los primeros jóvenes futbolistas evacuados estaban entre los más débiles del grupo.
Se esperaba que cada rescate a través de los canales submarinos dentro de la cueva tomaría unas 11 horas, de ida y vuelta, aunque había también reportes de que las aguas habían bajado más de lo esperado y que partes del trayecto pudieron hacerse a pie en un tiempo considerablemente menor.
Mientras tanto, la amenaza de nuevas lluvias pronosticadas en el marco de la temporada del Monzón, un viento estacional que provoca fuertes precipitaciones en la región, hace que la operación siga siendo una carrera contrarreloj.