El escritor chaqueño Guido Moussa presentará este sábado 8 «Historia ilustrada de la literatura tropical», una obra narrada en primera persona por Alberto Litter que formará parte del Festival de Literatura Impenetrable.
La presentación fue programada a las 22 en el CECUAL, ubicado en San María de Oro 471 de Resistencia, en el marco del Festival Literatura Impenetrable, organizado por la investigadora en letras Lucía Caminada y el apoyo del Fondo Nacional de las Artes.
En este texto, el escritor ya fallecido Alberto Litter narra en primera persona la historia de la creación de la marca «Literatura Tropical», su ascenso y decadencia, incluyendo al final profecías sobre el futuro de la literatura chaqueña.
El libro cuenta con prólogo del escritor y poeta Lucas Brito Sánchez, quién ha dicho que no le gusta la Historia de la Literatura Tropical (en tres partes).
“Se lo dije a Guido y lo hablamos, o mejor, lo volvimos a hablar, volvimos a analizar esta pantomima que se llama Literatura Tropical en la que ambos –yo en menor medida, sin ser un fundador de la marca– tuvimos nuestro papel”, afirmó Brito Sánchez. Y explicó: “No me gusta porque le falta corrosión; le falta rabia. Pero no puedo enojarme con mi amigo por cosas del pasado”.
EJEMPLARES NUMERADOS
Se trata de 50 ejemplares numerados y autografiados por el autor; el libro fue diseñado por Paula Delvalle y contiene profuso material fotográfico y memorabilia: quienes ya han visto las pruebas de imprenta coinciden en que se trata de una mercancía de colección.
Moussa dijo estar muy emocionado ante el desafío de presentar el libro. “En muchos sentidos, Litter me recuerda a Lilita: sus últimas palabras antes de morir fueron: «Usenme porque después me muero y mi velorio va a ser un éxito. Voy a hacer arroz con champiñón que va a estar riquísimo».
También se parecía bastante a ella en sus delirios místicos. Epifanías a cada paso. En efecto: este libro que hoy ve la luz de manera póstuma contiene amenazas, denuncias y declaraciones públicas que dejan al descubierto un gran número de personajes invitados a un festín pantagruélico de miserias y mezquindades sin saber muy bien por qué.
Por último, Moussa destacó que, a diferencia de él, Litter no siente la necesidad de pedir perdón por ser el canalla que es, “lo que claramente le da ciertas ventajas como escritor”.
FRAGMENTO DE LA OBRA
Son las elecciones para gobernador número trece desde el retorno de la democracia en 1983. La yeta.
Ángel Rozas, el caudillo radical, es invencible en las urnas. La provincia es así, como otras, como tantas, como casi todas: proclive a enroscarse en las piernas de liderazgos de largo aliento. Imposible que el Ángel pierda.
Lo de Rozas no es una campaña: es una gira triunfal, una vuelta olímpica, una gloriosa tournée de flashes, cenas populares, guisos y estofados aceitosos, asados multitudinarios donde se comen de a cinco a las vacas, sonrisas, abrazos y promesas en medio del polvaderal y bajo el más terrible solazo. Incansable, localidad por localidad a toda hora, el caudillo se abraza en sudorosa y festiva comunión con su pueblo. Es hermoso. Un séquito de prensa lo sigue y retrata, registra y transmite los mejores momentos, los más emocionantes, los enchamigamientos con el pobrerío que resultan imágenes definitivas en el registro de la Historia, registro que, todo hace suponer, pertenece irrevocablemente y por Derecho Divino al líder radical.
Nadie puede arrebatárselo, ni siquiera las traiciones de sus propios delfines, así que tiende su enorme brazo detrás del cuello de un añarraído campesino afectado de pobreza consuetudinaria y sonríe a la cámara mostrando sus enormes paletas níveas. Su sonrisa de Perón tropical. Y todo, disfrazado de gaucho. O ganadero, patrón de estancia, el rebenque colgándole laxo a uno de sus costados anudado a la muñeca. Es hermoso. Flashes bajo el infernal sol del Impenetrable. En Castelli no hay agua. Pinedo es un hervidero. Sáenz Peña bulle de merca y desfalcos. Ahí siempre se cuece el osobuco de la historia. El Hospital lleva meses de paro.
La plaza de Resistencia está llena de indios desde hace meses. Calientan sus precarias tolderías por las noches haciendo fuego con los árboles que van talando. El que tienen más a mano siempre primero. Y así sucesivamente. En el camino de salida del predio donde se alza el ranchito que acaba de visitar, el líder político histórico le dicta a uno de los notarios que lo acompañan y hacen las veces de periodista: algunos dirigentes buscan injuriarme, pero ya lo ve, ya me ve acá, con el pueblo, con la gente, en los lugares donde más me necesitan; los procesos electorales son así, tienen estas bajezas. Yo jamás diría nada de la vida íntima de Capitanich: si al pueblo le interesa, que averigüe.
Yo vengo al campo con propuestas y no voy a mencionar a ningún adversario mío en esta jornada de caminar el Chaco con la bandera de la justicia social. Nadie le preguntó por ningún adversario suyo de esos de los que menciona para decir que no los mencionará, pero elabora estos postulados a modo de respuesta perfecta para la pregunta exacta. Las preguntas se escriben después. El notario anota fielmente el dictado.