Este Día del Maestro es oportuno para reflexionar sobre el rol de aquellos que tienen la vocación y compromiso de enseñar, convirtiéndose en promotores de una educación de calidad, pero también una base fundamental para el desarrollo humano y el enriquecimiento de la democracia.
Los maestros tienen en rol indispensable de construir ciudadanos preparados para un mundo cada día más competitivo, pero no debe ser un trabajo solitario. Tanto el Estado como la comunidad en general deben aportar al objetivo común de que nuestros niños y niñas puedan ejercer el derecho de aprender, porque es dentro del aula en donde empiezan a cumplirse los sueños.
En este día, en donde conmemoramos el fallecimiento de Faustino Sarmiento, es importante reivindicar los valores del aula y la enseñanza popular como herramientas para el crecimiento personal como así también para el fortalecimiento de nuestra Patria. Es que la educación permite formar ciudadanos críticos que aporten al sistema democrático, que defiendan la pluralidad de pensamientos y por sobre todas las cosas, para que puedan cumplir sus proyectos de vida.
Y en este contexto, es necesario ratificar la defensa por la educación pública y de calidad, porque solo con una educación que esté al acceso de todos, podremos construir un pueblo más libre y más justo.
En este objetivo, los maestros ocupan un lugar central, y nuestro compromiso sigue siendo acompañar y reivindicar a aquellos que trabajan con vocación y responsabilidad en su profesión. Quiero destacar a aquellos educadores que se ponen al hombro el deber de enseñar y que llevan esta vocación en el corazón; a aquellos que usan a la educación como un instrumento para consolidar nuestra identidad cultural y lingüística; y a los que a diario defienden la educación en nuestra provincia entendiendo que en sus manos está el futuro.