Analizando la actualidad de la provincia del Chaco y el ámbito nacional, el subsecretario de Protección de Derechos Humanos, Néstor Sotelo, brindó su punto de vista al respecto.
«Frente a la inoperancia del Gobierno Nacional, las riendas del país hoy ya la manejan directamente desde afuera, hecho que se consuma con la designación del nuevo presidente del Banco Nación, Guido Sandleris, un auténtico ‘chicago boy’ formado y premiado por el sistema financiero internacional, ocupándose de cuidar los intereses de este poder, que ahora digita al gobierno venido a menos de los gerentes».
En este sentido, el funcionario remarcó, «en estos momentos de ‘carpetas y cuadernos’, donde al FMI le resulta ya insostenible el hecho de que no se ajuste al ritmo que ellos quieren y que el dinero ahorrado en estas circunstancias, ya debiera empezar a fluir hacia sus verdaderos dueños, que no son, ni los gerentes, ni la corrupción y menos aún el pueblo argentino, si no el propio Fondo».
Continuando, «será entonces que irremediablemente aquellos que se han beneficiado en estos tres últimos años, pasarán a la clandestinidad, financiaran revueltas, zancadillas sociales y políticas, para que no se corte el sistema de negociados y las bicicletas que los viene beneficiando. La izquierda ávida de ese financiamiento, interpretará su papel y en la lógica histórica de su rol, que fogonea pero nunca hace nada por el pueblo, más que ayudar al empobrecimiento, la miseria y la decadencia social, repartiendo dádivas y aprovechando este caldo de cultivo de resentimientos, para jugar a conducir ‘masas’ y cuya dirigencia actúa siempre de enojado por un lado y factura de forma conveniente en amistosa y perpetua relación con los imperialismos de turno por el otro». Estableciendo un paralelismo, Sotelo dijo: «Mientras tanto en la misma vereda, siguen agazapados los otros corruptos, a la espera del tiempo, donde se vuelva a las prebendas y a los arreglos que los mantengan más millonarios de lo que son o en el menor de los casos, tranzar para no caer ahora en cana».
Para finalizar su análisis, Sotelo expresó, «en la antípodas de estos entuertos y fricciones, está el pueblo, huérfano, solo y caminando su sendero de historia; ¿tendrá en su correlato, la compañía de una generación que interprete este tiempo y se ofrezca desinteresadamente para empujar y apuntar la lanza de nuestro destino? Admirar la historia de los pueblos, es imitarla y así se transforma en cultura y por lo tanto en nación. En ese sentido habrá que rescatar ese modelo de país donde cada uno tiene un rol y los objetivos más altos son el bien común, la grandeza de la patria y la felicidad del pueblo».