Conocé los tratamientos para el prolapso y los beneficios del rejuvenecimiento genital

Sociedad

El doctor Gustavo Kumiega, especialista en ginecología y patología mamaria, brindó información detallada sobre un tema que afecta a miles de personas en todo el mundo.

La mujer moderna se informa más y mejor, va perdiendo el pudor de antaño que las hacía cargar con la vergüenza de los escapes de orina. La mujer del siglo XXI trata de vivir lo mejor posible y no se resigna a dejar de disfrutar plenamente de las relaciones sexuales.

El prolapso genital es el principal responsable de la pérdida involuntaria de orina al realizar esfuerzos y un gran generador de falta o disminución del placer sexual… que termina anulando el deseo.

Hablamos de prolapso cuando desciende cualquier órgano o tejido por debajo de su ubicación anatómica normal. En el prolapso genital es la pared de la vagina la que cede, se afloja o estira, arrastrando en su caída vejiga, recto y útero.

Cuando es importante, se ve a simple vista como un globito rojo o rosado que aparece al separar los labios menores y que parece “latir” al toser.

Puede determinar si tiene éste problema fácilmente y en la intimidad de su hogar, mediante la prueba del espéculo: simplemente adquiera uno de estos antipáticos instrumentos de tamaño mediano, lubríquelo con agua o vaselina e introdúzcalo en la vagina en forma oblicua, esquivando la uretra que se encuentra en el centro; si se desliza hacia afuera al toser, tendría un prolapso hasta que se demuestre lo contrario.

 

¿Quiénes pueden desarrollar un prolapso?
En general las pacientes con prolapso han tenido al menos un embarazo, situación que exige por demás al tejido de sostén de la pelvis y a la pared vaginal. El ser humano, al caminar erguido, hace que el peso del cuerpo se apoye sobre la pelvis y los miembros inferiores… y que además soporten 10 a 15 kilos adicionales al final de la gestación.

También los prolapsos se generan (o empeoran) al tener bebés con más de 3.400 gramos de peso al nacer; al sufrir desgarros genitales durante el parto o en accidentes; en fumadoras y tosedoras crónicas; en mujeres con sobrepeso, obesidad y/o constipación. En quienes realizan esfuerzos desmedidos y bruscos como mover los muebles de la casa, grandes macetas o por el levantamiento de pesas.

Influye negativamente tener bajos niveles de hormonal sexuales; o presentar la menopausia antes de los 40 o 45 años; también tener el útero en posición hacia atrás (en RVF).

Muchas mujeres heredan la tendencia al prolapso, nacen con una relajación o flaccidez de los tejidos que sostienen los órganos de la pelvis. No necesitan tener un hijo o algún factor adicional para presentar prolapso, y desarrollan uno avanzado si se embarazan. Habitualmente tienen además várices, hemorroides y tendencia a las hernias.

 

¿Qué síntomas genera el prolapso?
La mitad de las mujeres tendrá algún grado de prolapso en su vida adulta. No es una patología grave pero afecta sensiblemente la calidad de vida produciendo:

Flujo genital e infecciones urinarias a repetición.

Dolor lumbar y en el bajo vientre.

Escapes involuntarios de orina y gases cuando ríen, tosen, estornudan o realizan otros esfuerzos.

Pero sin dudas lo más frecuente es la falta o disminución del placer sexual. La generación de incómodos ruidos durante las relaciones, la caída de fluidos al terminar, la presencia de dolor o molestias luego. Muchas no consiguen llegar al orgasmo, lo que motiva que ambos miembros de la pareja pierdan interés por mantener relaciones íntimas.

 

¿Cómo se resuelve un prolapso?
Cuando se ha instalado un prolapso moderado o avanzado se pueden aliviar los síntomas mediante la colocación de un dispositivo llamado pesario (hoy casi en desuso) o mediante las cirugías de rejuvenecimiento genital que resuelven el problema en una hora y media de intervención quirúrgica.

Existen diversas técnicas de reconstrucción y estética ginecológica, las usamos por separado o en conjunto para aliviar los síntomas, mejorar la función sexual y la apariencia de la región genital femenina.

Reforzamos y aproximamos entre sí los músculos y ligamentos de la pelvis, lo que disminuye efectivamente los diámetros de la vagina; extraemos el exceso de tejido y reforzamos el piso de la uretra, para corregir los molestos escapes involuntarios de orina. Todo logra un estrechamiento real del conducto vaginal y una mejor exposición del clítoris, lo que asegura mayor gozo durante las relaciones sexuales.

Los procedimientos son muy poco agresivos, se manejan con una mínima internación y solo exigen reposo relativo por dos a tres semanas. Se realizan a través de la vagina por lo que nunca queda cicatriz visible.

Al rejuvenecimiento vaginal lo solemos completar con una reducción de los labios menores; si sobresalen demasiado, son asimétricos, grandes, muy oscuros o irregulares; o con un aumento de volumen de los labios mayores… para darle una apariencia fresca y delicada.

Mis maestros me enseñaron a escuchar a las mujeres. Mi vocación es ayudarlas a vencer el miedo y el pudor. Vienen a nosotros cargadas de inseguridad, de dudas; quieren saber, conocer las distintas alternativas… y poder elegir. Quieren que su ginecólogo les brinde soluciones viables.

Desde hace poco tiempo han salido al mercado equipos con tecnología laser o de ultrasonidos localizados (no aprobados aun por la entidad de referencia en tecnología médica: la FDA). Prometen mejorías en prolapsos mínimos y aunque no están exentos de efectos colaterales o potenciales daños pueden llegar a tener un papel en un futuro cercano.

Nadie quiere perder el funcionamiento óptimo de ninguna parte de su cuerpo, y esto incluye las estructuras genitourinarias. La solución está al alcance de cualquier bolsillo. Ya no hay excusas para tener “allí” veinte años aunque se tengan más de 40.