En la siesta de ayer, un joven fue interceptado en un control transportando más de 100 ladrillos de marihuana. Quería evitar que revisen el rodado en el que se movilizaba.
Transcurría una siesta tranquila para los agentes de la Policía Caminera, que diariamente realizan el control vehicular en Puerto Antequera, hasta que demoraron el paso de un utilitario Fiat Fiorino, blanco, proveniente de la zona costera, cuyo conductor frenó en primera instancia a unos metros del control. Esta situación alertó a los efectivos.
Por ello, al acercarse al automóvil, comenzaron con preguntas de rigor para luego solicitarle que exhiba qué transportaba en la zona de carga. Contaba con varias bolsas de alimento para mascotas, bolsas de azúcar y otras mercaderías con las cuales pretendió camuflar cuatro paquetes de grandes dimensiones, envueltos en bolsas verdes, notando a simple vista que en su interior contenía unos objetos rectangulares, prensados con papel aluminio.
Ante la presunción de que esto se trate de droga, se pidió al automovilista, con la debida custodia, que se desplace hasta el destacamento, ubicado a metros de la ruta. Solicitaron la presencia de personal del Departamento Drogas Peligrosas.
A los pocos minutos, arribaron los agentes antinarcóticos, quienes previo a realizar las pruebas de campo pertinentes confirmaron que los paquetes contenían marihuana. Se trataba de un total de 116 panes con un peso de casi 100 kilogramos.
Luego, se trasladó al detenido y al estupefaciente a la unidad antidroga.
