Un nuevo informe de la organización Transparencia Internacional advierte sobre un estancamiento a nivel local, y global, en la lucha contra la corrupción.
Uruguay y Chile son percibidos como los países latinoamericanos menos corruptos, mientras que en sus antípodas se encuentran Venezuela y Nicaragua, señaló en un informe Transparencia Internacional (TI), que se declaró «preocupada» por la involución en la región. Sin embargo, el patrón que se identifica Argentina, y se comparte en toda la región, es el estancamiento de los países en su lucha contra la corrupción.
El Índice de Percepción de la Corrupción, de los 183 países analizados, otorga 70 puntos a Uruguay (puesto 23) y 67 a Chile (puesto 27) sobre un máximo de 100, por los 18 y 25 de Venezuela (168) y Nicaragua (152).
A nivel local, Argentina presenta un estancamiento, manteniéndose en el puesto 85 (al igual que en 2017), con 40 puntos. Vale recordar que, en 2016, el país que gobierna Mauricio Macri ocupaba el puesto 95, con 36 puntos.
Los resultados son magros si se tiene en cuenta que el Gobierno hizo de la lucha contra la corrupción uno de sus ejes de campaña y de trabajo. De hecho, este lunes, el Presidente aseguró que «dejamos atrás la corrupción» al recorrer un hospital en la localidad de Mar del Plata.
La tabla la lideran Dinamarca y Nueva Zelanda, con 88 y 87 puntos respectivamente, y la cierran Somalia y Siria, con 10 y 13, sondeó la ONG con sede en Berlín, Alemania.
En la mitad de la «tabla» se encuentran Costa Rica (56), Cuba (47), Panamá (37), Colombia (36), Brasil, El Salvador y Perú (35), Ecuador (34), República Dominicana (30), Bolivia, Honduras y Paraguay (29), México (28) y Guatemala (27).
La situación de la lucha contra la corrupción en América Latina es «preocupante», alertó en una entrevista con la agencia de noticias EFE la presidenta de TI, la argentina Delia Ferreira, quien denunció que hay una «clara tendencia» a «restringir el espacio de la sociedad civil en una región en la que proliferan líderes autoritarios y populistas».
La fotografía regional comienza con el «gran problema» que supone Venezuela, un país en una «crisis humanitaria producida por la corrupción» y donde todas las instituciones han sido infiltradas por el Estado, describió Ferreira.
El documento también incluye los nubarrones sobre Nicaragua, México y Guatemala, y el riesgo que supone que referentes regionales como Estados Unidos y Brasil encumbren a presidentes como Donald Trump y Jair Bolsonaro.
En Nicaragua «el régimen ha cooptado totalmente» las instituciones, en Guatemala el gobierno ha transformado los organismos que ejercen de árbitro en «perritos falderos» que sólo atacan a los opositores, y en México la corrupción cabalga desatada por la infiltración del crimen organizado en la política.
Brasil, convaleciente aún de los casos «Lava jato» y Odebrecht, se encuentra en una situación «muy preocupante» por la llegada de Bolsonaro, cuyas primeras medidas han sido elevar los controles a las organizaciones no gubernamentales y debilitar la ley de acceso a la información pública, prosiguió Ferreira.
La forma de hacer política en la región está cambiando, sumándose a una tendencia global en la que líderes populistas y autoritarios están socavando las prácticas democráticas para debilitar el sistema «desde dentro», argumenta el informe de TI.
*TI-Ámbito.com