Se trata de Luciano Fusco, quien es el responsable de un método alternativo de inmunizaciones para la producción del suero antiofídico.
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de las enfermedades tropicales desatendidas más prioritarias es el envenenamiento provocado por las mordeduras de serpientes. Los registros epidemiológicos indican que en Argentina ocurren unos 400 accidentes ofídicos por año, que pueden causar distintos tipos de parálisis, amputaciones y hasta la muerte.En Corrientes, un investigador del CONICET en el Instituto de Química Básica y Aplicada del Nordeste Argentino (IQUIBA – NEA, CONICET – UNNE), está desarrollando técnicas para mejorar la efectividad de estos productos, a través de procedimientos más rápidos, económicos y seguros.
Hace más de 15 años, el Laboratorio de Investigación en Proteínas de la Facultad de Ciencias Exactas, Naturales y de Agrimensura (FACENA) de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) realiza estudios para evaluar diferentes efectos farmacológicos y mecanismos de acción. Tomando como base los trabajos realizados por este grupo para la caracterización del veneno de una especie de cascabel (Crotalus durissus terrificus), el investigador asistente del CONICET en el IQUIBA – NEA, Luciano Fusco, desarrolló un plan de inmunización alternativo para la producción de antiveneno.
“En mi tesis doctoral, propusimos un protocolo para producir un suero específico con mejores capacidades neutralizantes, que permita obtener el efecto deseado con una menor cantidad antídoto. Además, todo el diseño del proceso tiene en cuenta el cuidado de los animales productores, ya que establece procedimientos menos lesivos que evitan su sufrimiento, ajustándose a normas internacionales”, explica el investigador.
Desde hace más de un siglo, la producción de suero antiofídico se realiza principalmente a través de caballos. El procedimiento consiste en extraer el veneno de la serpiente, procesarlo e inocularlo -en pequeñas y sucesivas cantidades no letales- en el equino, durante varios meses.
En ese período, el caballo genera anticuerpos específicos que son capaces de bloquear las toxinas y que, luego de ser extraídos, se convierten en el componente principal del suero antiofídico que se utiliza para tratar casos de envenenamiento por mordeduras, tanto en humanos como en otros animales intoxicados. En el plan inmunización experimental desarrollado en conejos por el equipo que integra Fusco, se propone evitar la inoculación del veneno entero y reemplazarlo por toxinas purificadas, reduciendo la toxicidad y los efectos negativos.
En la línea que desarrolla actualmente, el investigador busca utilizar nuevas sustancias adyuvantes que potencien la respuesta inmune y que minimicen las lesiones en animales productores. Esta nueva composición podría ser utilizada para antídotos de distintas especies de serpientes.
En esta etapa, el grupo del IQUIBA – NEA está trabajando con investigadores del CONICET en el Centro de Investigación en Bioquímica Clínica e Inmunología (CIBICI, CONICET – UNC)y la Unidad de Investigación y Desarrollo en Tecnología Farmacéutica (UNITEFA, CONICET – UNC), que están desarrollando nuevos adyuvantes que podrían introducir notables mejoras en la producción de antivenenos.
Un antídoto para cada región
La distribución de serpientes es muy amplia en todo el continente americano y en Argentina se concentra en las provincias del norte. Además de la cascabel, la yarará (Bothrops) y la coral (Micrurus) son las otras especies de interés médico, por su capacidad de producir envenenamientos.
La producción y la distribución de los antídotos para el tratamiento de estos casos está centralizada a través de la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud “Dr. Carlos G. Malbrán”. Desde allí, se garantiza que la red de centros de referencia en todo el país cuenten con los sueros antiofídicos indicados para cada especie, que son producidos teniendo en cuenta las características y particularidades de los venenos de las serpientes de la región.
En el caso de Corrientes, se trabaja con el Centro de Producción de Suero Antiofídico (CEPSAN) del Ministerio de Producción de la Provincia, que se encuentra en la localidad de Paso de la Patria y provee los venenos para las investigaciones que se desarrollan en el IQUIBA – NEA.
“Los resultados que obtuvimos y los proyectos que estamos desarrollando para producir mejores antídotos, son posibles gracias a un gran volumen de investigación básica que se realizó durante más de una década en Corrientes. Todo este conocimiento, al ser transferido, tendrá una aplicación directa en el sistema de salud pública y beneficiará a toda la sociedad”, finaliza el investigador.
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Fuente: Radio Dos.