La participación a las 18.00 en las elecciones generales de este 28 de abril, en las que los españoles votan más divididos que nunca, es del 60,76%, 9,5 puntos más que en los últimos comicios, celebrados en 2016.
Más de 36 millones y medio de españoles están llamados a las urnas para decidir qué gobierno tendrá España después de cuatro años de crisis institucional e inestabilidad crónica, motivada por la fragmentación parlamentaria y agravada por el proceso independentista catalán. Las elecciones generales del 28-A son las cuartas que se celebran en el transcurso de cuatro años, que es la duración oficial de una legislatura. La fractura política surgida de las urnas en diciembre de 2015, confirmada seis meses después el 26-J, hizo saltar por los aires el bipartidismo imperfecto, pero sólido, de los cuarenta años de democracia. Las generales de hoy ponen el punto y final a la legislatura más accidentada de la democracia, con dos gobiernos de distinto signo. Aunque ninguno de los cuales estuvo en condiciones de gobernar de forma efectiva. Ni Mariano Rajoy con 137 escaños, ni Pedro Sánchez con 84, después de la primera moción de censura exitosa de la historia democrática que tumbó al Gobierno del PP e hizo presidente al líder socialista con los votos de Podemos, el PNV y los partidos independentistas catalanes.
España llega al 28-A con la incertidumbre corregida y aumentada, pisando territorio político desconocido. Nunca unas elecciones generales estuvieron rodeadas de tanta inseguridad, tensión, inquietud y suspense sobre el resultado final de las urnas. Nada está claro. Ni siquiera que de estas elecciones pueda surgir una mayoría de Gobierno. El fantasma del bloqueo de 2016 no ha sido conjurado y los dos bloques en disputa -la izquierda de PSOE con Unidas Podemos y la derecha de PP-Cs-Vox- aparecen, teóricamente, bastante igualados en los sondeos. La vía andaluza es la apuesta del PP y Ciudadanos, pero para ello tienen que sumar con Vox los 176 escaños de la mayoría absoluta. Mientras que la opción transversal, que sería el entendimiento del PSOE con Ciudadanos, ha sido desechada de forma total y absoluta por Albert Rivera y la ejecutiva de su partido. Ciudadanos ha puesto un cordón sanitario a Pedro Sánchez, pero no a Vox. En los últimos días de campaña, distintos medios internacionales de referencia de la economía global han alertado sobre el peligro de que sea Vox quien pueda condicionar al hipotético Gobierno de coalición PP-Ciudadanos. […]
Fuente: El Mundo