El exministro y precandidato a Presidente planteó la necesidad de reprogramar los vencimiento pactados por la gestión de Mauricio Macri. «Sólo puede cumplirse lo que es posible cumplir», afirmó.
El precandidato a presidente Roberto Lavagna anticipó que el próximo Gobierno deberá “renegociar” el cronograma de pagos previsto para el 2020 de la deuda contraída por Cambiemos con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
«Dada la concentración de pagos de deuda importantes desde 2020, unos u$s 43.000 millones, seguiremos un ajuste continuo del programa para adecuar el cronograma de pagos a las posibilidades de pago de la Argentina», planteó Lavagna durante un encuentro con periodistas de la Asociación de Corresponsales Extranjeros (ACE).
El exministro de Economía afirmó que será necesario «renegociar» el acuerdo que selló el presidente Mauricio Macri. «Sólo puede cumplirse lo que es posible cumplir», enfatizó.
En la charla con los cronistas internacionales, Lavagna recordó la renegociación encarada durante la gestión de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner y destacó las herramientas utilizadas para superar la crisis del 2001. «Argentina tuvo unos veinte acuerdos con el Fondo, pero uno de los pocos que se cumplieron fueron el que firmamos nosotros», se ufanó el economista.
Lavagna remarcó que no coincide con el diagnóstico de la economía que plantea la administración de Macri y bregó por la necesidad de crear empleo, acelerar el consumo y disminuir la carga tributaria. «Reforma laboral, sí, en tanto y en cuanto exista una economía que arranca», aseveró el extitular de Hacienda. «Nadie toma personal porque se bajen los aportes patronales o que le den flexibilidad al despedir. Tiene sentido el esfuerzo del sector sindical en un programa de expansión», añadió el exfuncionarios.
La posibilidad de reducir los costos vía normas de flexibilización laboral fue una de las barreras que encontró el exministro para sumar adhesiones de sindicalistas a su pataforma política, hoy bautizada “Consenso 19”.
Lavagna se autodefinió como de “centro progresista», pero aclaró que esa etiqueta no implica inmovilidad. «Creo que las posturas extremas no han llegado a buen término. Y digo progresista porque a veces se identifica el centro con cierto inmovilismo. Me identifico con el social-cristianismo, la social-democracia, no el quietismo», subrayó.
El precandidato aseguró que su propuesta política busca “integrar” al Justicialismo con la UCR, el Partido Socialista, el GEN de Margarita Stolbizer y el desarrollismo. «También un grupo importante de la sociedad civil, la dirigencia sindical y gente de la cultura», añadió, reforzando la idea de una fuerza plural que se oponga a la “grieta».
En tono de campaña, Lavagna llamó a disminuir la presión tributaria y prometió que si la economía se reactiva se podrá reducir el gasto público, y el social en particular. «Con trabajo no sería necesario tener que compensar con subsidios la ausencia de empleo», arremetió.
Por último, asumió que las encuestas lo ubican en tercer puesto en las elecciones de octubre, detrás de Cambiemos y el kirchnerismo, pero rescató que en un hipotético ballotage muchos sondeos lo dan vencedor en segunda vuelta. «No tome demasiado en serio las encuestas para la primera o segunda vuelta», deslizó con una sonrisa con los corresponsales extranjeros.
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