El gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, volvió a mostrar su lado más electoralista durante la jornada de hoy. Junto a Rogelio Frigerio, ministro del Interior, Obras Públicas y Vivienda del Gobierno nacional, entregó unidades habitacionales y -como no podía ser de otra manera- selló su recorrida con el slogan «sigamos adelante, vamos todos». Pero nuevamente olvidó pronunciarse sobre la pobreza, los salarios por debajo de la canasta familiar, la desocupación y la inseguridad (solo por nombrar algunos de los graves problemas que atraviesa la provincia).
Al mandatario parece no importarle vender ilusiones que, a posteriori, podrían truncarse y terminar con más problemas que soluciones.
Lo que se comentó en el párrafo anterior se puede ejemplificar con el segundo puente interprovincial (sin fecha a la vista), el Plan Hídrico junto a la gestión de Tassano que nunca llegó y las inundaciones lo demuestran, solucionar la creciente delincuencia o, simplemente, mejorar la infraestructura civil, sanitaria y educativa de la provincia.
Si bien esta vez habilitó viviendas, y para eso llamó a otro de los tantos funcionarios nacionales que pasó por Corrientes tratando de remontar la imagen de Valdés, el gobernador no termina de comprender que la situación en la provincia es caótica.
El primer lugar en la tabla de pobreza del Indec, organismo oficial de Cambiemos y al que incluso Valdés negó, desnudó una realidad sumamente delicada y crítica. SUTECO, por ejemplo, aseguró que más del 70% de los alumnos es pobre y sufre problemas alimenticios; y los mismos docentes son de los peores pagos del país.
Otra constante es la inauguración de ripio, porque ni siquiera llegan a ser calles asfaltadas, pero los anuncios son con bombos y platillos. Las redes sociales, fieles aliadas del líder actual de ECO, se ven repletas de comunicación institucional sobre cualquier acción gubernamental; aunque faltaría mostrar a Valdés haciéndose cargo de un presente de los más complejos que atravesó Corrientes en su historia contemporánea.
