Opinión: «Los pecados capitales que el ‘coquismo’ duro no le perdona a Peppo

Politica

Por Roberto Espinoza.

Mientras a nivel nacional el Peronismo tiende a unirse a partir de la decisión de Crisitna Fernández de declinar en su precandidatura presidencial cuando encabezaba todas las encuestas, a nivel provincial parece que el PJ rumbea para el sentido opuesto a la unificación. Para esa tensa situación que se vive en la interna del PJ chaqueño mucho tuvo que ver el ala más dura del Coquismo, que al contrario de lo que exhibe su Jefa (CFK, obvio) en el orden nacional, viene mostrando una radicalización en sus posturas. O sea, mientras Cristina viró hacia el centro algunos sectores K en Chaco talibanizan sus pensamientos.

Así tenemos que Crisitina morigeró sus posicionamientos ideológicos al elegir a alguien más «racional» como Alberto para que encabece el Frente de Todos o al traer nuevamente a sus filas al «traidor» Sergio Massa, quien hace no tanto tiempo atrás decía que había que romper la dicotomía en que estaba inmersa la política nacional con eso de elegir «entre los ladrones del pasado o los ineptos de la actualidad». En cambio el núcleo cercano más extremo del Coquismo se mantiene en una postura tan inflexible como anacrónica. El límite para ellos pareciera ser el goberndador Domingo Peppo y no Macri. El propio Jorge Capitanich, bajando el tono a la disputa interna, resaltó hace una semana que nadie debe confundirse: el enemigo a vencer es Mauricio Macri. Esas palabras de Capitanich parecieron estar destinadas al sector más intransigente de su tropa.

¿Pero a qué se debe el mantemiento de esta postura descolocada con lo que hace su jefa a nivel país de un sector del Coquismo ? Hay varios puntos que se deben repasar para comprender el encono de ese núcleo duro del kirchnerismo provincial contra la figura de Domingo Peppo. A saber.

1) Peppo no era el candidato que Capitanich pensaba para su sucesión. El elegido de Coqui fue Eduardo Agular. Pero Peppo se termina imponiendo por la prepotencia de las encuestas que lo mostraban veinte puntos arriba de Aguilar, y por la perseverancia política que le permitió contar con el apoyo casi total de los intendentes peronistas. Así le torció el brazo a la decisión primaria de Coqui. La militancia se impuso al dedo del líder.

2) Los más enfervorizados Coquistas pretendían que Peppo convierta al Chaco en un bastión del Kirchnerismo. Le exigían algo que ni siquiera Alicia Kirchner pudo hacerlo en Santa Cruz. Justamente en esa provincia patagónica está el ejemplo de lo que podría haber pasado en Chaco si Peppo cumplía los deseos del ala extrema del Coquismo: una administración con serios problemas a la hora de pagar sueldos. El Macrismo «disciplinó» a la gobernadora por portación de apellido. ¿Se imaginan cuál sería la situación que se hubiera dado en el Chaco si varios sectores estatales hubieran estado un par de meses sin cobrar o les hubieran pagado en cuotas como ocurrió en Santa Cruz? Una provincia incendiada por ser un reducto K. Un costo demasiado alto, que ni el eterno gobernador de Formosa Gildo Insfrán asumió.

3) Los K más radicales del Coquismo no le perdonan a Peppo que en su momento haya pedido que Cristina de un paso al costado. Para ese sector esta sugerencia del mandatario chaqueño fue tomado como una herejía. Poco menos que pedían mandar a la hoguera al gobernador por semejante irreverencia. Sin embargo, como decíamos al principio, la propia Cristina fue la que optó por dar un paso al costado. Entendió la ex presidenta que no era su momento. Algo que sostenían Peppo y otros gobernadores Peronistas. Nadie del kirchnerismo duro en Chaco supo reconocer que la lectura moderada de Peppo y el resto de los mandatarios del P] no K fue la que terminó finalmente adoptando Cristina Fernández.

4) El Coquismo más extremo también le achaca al gobernador chaqueño su buena relación con el Presidente Mauricio Macri. Peppo es Macri, dicen. Un planteo que desconoce la realidad geopolítica del país: llevarse mal con el ejecutivo nacional es sinónimo de consecuencias negativas y directas para los habitantes de las provincias «rebeldes», especialmente para administraciones que dependen de fondos nacionales para afrontar sueldos.

Se sabe, Chaco es una provincia que depende mayoritariamente de los adelantos de coparticipación para enfrentar el pago a trabajadores estatales. Existen fondos coparticipables-que la Nación debe girar obligatoriamente por Ley- y fondos no coparticipables, que son discrecionales, es decir que quedan al exclusivo criterio del ejecutivo nacional. La gestión nacional no está obligada adelantar los fondos coparticipables. Se depende entonces de la «buena voluntad» del ejecutivo nacional. Esa voluntad en el reparto de fondos discrecionales y coparticipables se rigen por tres criterios arbitrarios:

a)- Las provincias del mismo palo (como la de María Eugenia Vidal en Buenos Aires) reciben la gran mayoría de los fondos discrecionales. Un claro ejemplo fue el reparto casi excluyente de obras nacionales que recibió Vidal de cara a las elecciones legislativas del 2017.

b- Las provincias de buena relación, pero de signo contrario, acceden sin problemas a los adelantos coparticipables. Pero no tienen preferencia en los fondos discrecionales. Tal es el caso de Chaco. Un dato que vale recordar. En el 2017, justo a una semana de llevarse a cabo las PASO nacionales, hubo un curioso retraso en los adelantos de coparticipación que pidió el Chaco. Ese «retraso» fue por un sorpresivo cambio del ejecutivo nacional en la tramitación de adelantos coparticpables. ¿Cuál fue la consecuencia de ese atraso? La demora en pagar sueldos provinciales. Esa es una pequeña muestra de lo que podría haber sucedido si Chaco hubiera devenido en un bastión K.

c) A las «díscolas» se les aplica el reglamentarismo extremo. Santa Cruz es la prueba elocuente de ello. Es justo recordar que la gran mayoría de los ejecutivos nacionales emplearon esta modalidad para «disciplinar» o premiar a las gobernaciones de acuerdo a las posturas que tomen sus gobernaciones.

Tal vez va siendo hora que los sectores más radicalizados del kirchnerismo chaqueño repasen esos «pecados capitales» que le endilgan a Peppo y bajen su mirada inquisitoria para hacer algunos ejercicios autocríticos. Es el momento de mas racionalidad y menos fanatismos. Más Sager o más Juan M. Pedrini y menos Panzardi o menos Pilatti.