Un proyecto de investigación de la UNNE identificó estrategias favorables, potencialidades y factores limitantes para expandir redes de banda ancha en zonas rurales a través de cooperativas. Los resultados, que incluyeron la formulación de un modelo de viabilidad, fueron expuestos en un libro de alcance internacional publicado en Dinamarca sobre tecnologías de nueva generación en países en desarrollo.
El estudio realizado por investigadores del Programa de Telecomunicaciones Rurales (PTR) de la Facultad de Ingeniería de la UNNE buscó evaluar variables determinantes de la demanda potencial y de la viabilidad de incorporación de servicios rurales de banda ancha en áreas actuales de servicio de cooperativas de servicios públicos.
El trabajo implicó la construcción de una base de datos de unas 1.000 cooperativas de Argentina y Estados Unidos que ya proveen, o que pueden proveer banda ancha rural, de la cual se analizó en profundidad una muestra de 80 entidades de ambos países con el objetivo de determinar criterios de proyecto y factibilidad económica en la expansión del servicio.
“El análisis de la situación institucional, económica y operativa de las cooperativas de esa muestra permitió cuantificar los mismos en detalle y comparar estrategias, potencialidades y barreras para que las cooperativas incorporen ofertas de servicios de banda ancha fuera de las zonas urbanas”, explicó el Ing. Darío Goussal, responsable del proyecto, quien junto al ingeniero Leandro Riquelme, integra además el equipo docente de la Cátedra de Electrónica en la Facultad de Ingeniería.
De acuerdo a lo observado, las principales barreras desde el lado de la oferta son el requerimiento inicial de inversiones de capital elevadas, el acceso a fondos de financiamiento de largo plazo con apoyo oficial, y la previsión de solidez administrativa e institucional de la entidad para mantener por varios años todos los costos operativos y el endeudamiento bajo control.
Los límites desde el lado de la demanda son la baja densidad territorial de los clientes rurales y la necesidad de adopción provechosa y temprana del nuevo servicio por parte de sus potenciales abonados.
Pero existen también potencialidades y factores que favorecerían la expansión: el carácter imperioso de la conectividad en áreas rurales para reducir costos y tiempos de traslado, la presencia histórica de cientos de cooperativas eléctricas y telefónicas proclives a la innovación y adición de servicios, y la posibilidad de aprovechar el personal capacitado y la infraestructura existente de sus redes.
En la actualidad también resulta un elemento favorable la extensión de rutas ópticas troncales en casi todo el país ha disminuido de manera sensible las distancias de conexión y los costos mayoristas de provisión de banda ancha.
“Expandir la banda ancha en áreas rurales a través de cooperativas impone la necesidad de pensar en proyectos viables a largo plazo” sostuvo el ingeniero Goussal en relación a los factores identificados.
Comentó que los resultados del proyecto integraron un capítulo del libro “HANDBOOK ON ICT IN DEVELOPING COUNTRIES: NEXT GENERATION TECHNOLOGIES”. La publicación, traducida como “Manual sobre TIC en países en desarrollo: tecnologías de próxima generación” fue presentada en Japón en abril pasado durante la 42ª Conferencia Internacional del Wireless World Research Forum (WWRF). Es el segundo volumen en cooperación que recopila trabajos del PTR-UNNE junto a reconocidos investigadores internacionales invitados por la Universidad de Aalborg, Dinamarca.
COMPARACION CON ESTADOS UNIDOS
Goussal indicó que la comparación realizada entre cooperativas de servicios públicos de Argentina y Estados Unidos permitió observar semejanzas y diferencias entre las estrategias de expansión de largo plazo de la banda ancha rural en entidades de ambos países, y condicionamientos en el caso de las cooperativas argentinas para la elección de tecnologías más eficientes en la infraestructura.
Es que en Estados Unidos las cooperativas ingresantes al negocio de la banda ancha en general prefieren inversiones hundidas de prolongada amortización -como redes ópticas- para maximizar la capacidad y la confiabilidad con los bajos costos operativos, incluso restringiendo el área inicial de cobertura rural.
En Argentina en cambio, las redes de cooperativas privilegiaron una mayor cobertura geográfica con menor inversión tecnológica inicial, adoptando soluciones inalámbricas de menor capacidad y previsible volatilidad tecnológica, correspondientes con patrones de amortización más rápida y, obviamente, resultando en mayores costos operativos.
MODELO DE FACTIBILIDAD
Bajo ese contexto histórico, los investigadores de la UNNE formularon un modelo de factibilidad de prestación del servicio por parte de cooperativas que incluye tres niveles: nivel institucional de la entidad cooperativa, nivel intrínseco del servicio de banda ancha y nivel del abonado rural.
En el nivel institucional se consideran condicionamientos derivados de la situación de la entidad. Mediante una base de datos de casi 200 balances cubriendo series de entre 2 y 12 años de todas las entidades cooperativas de la muestra, se extrajeron distribuciones de costos e índices patrimoniales, de endeudamiento y rentabilidad, a fin de determinar si la adición de servicios de conectividad rural puede aportar rentabilidad o provocar mayor déficit total a cada entidad.
En el nivel intrínseco del servicio, se proponen cálculos de factibilidad de un diseño prototípico de red óptica pasiva de 1 Gigabit (GPON) considerando sólo costos y beneficios propios de la unidad de negocio, incluyendo densidades y patrones de localización de potenciales clientes, distribución de costos operativos, grado de capacitación y preparación del personal de la cooperativa para la instalación y mantenimiento del nuevo servicio, y matrices de costos externos, entre otros.
Por último, en el nivel del abonado rural se analiza el beneficio neto al consumidor, considerando límites prudentes a las tarifas y a los aportes de capital de los socios cooperativos, ya que podría darse que el servicio sea viable para la cooperativa pero inviable para el socio y, a la vez, abonado rural.
El ingeniero Goussal indicó que, en base a los determinantes identificados, la intención del grupo de investigación es poder iniciar trabajos específicos con cooperativas de la región NEA para relevar posibles casos de aplicación en base a propuestas concretas por parte de las mismas.
Sostuvo que el trabajo más cercano con las cooperativas podría significar la identificación de otras variables de relevancia para el proyecto.
No obstante, el estudio ya permite delinear aspectos necesarios de tomar en cuenta en nuevos proyectos prototipo, como ser la opción por infraestructuras de fibra óptica de menores costos operativos y acaso, como en EE.UU., limitando la oferta inicial propia a internet y telefonía (sin televisión), y enfocada a áreas con densidades de adopción de 1 a 2 usuarios por kilómetro.
El diseño prototipo consideraría instalaciones de red superpuesta en líneas de distribución eléctrica existentes, con arquitectura inicial de red pasiva, sin equipos susceptibles de renovación periódica entre la sede central y la bajada al usuario.
Respecto a tarifas, el cálculo estima que la tarifa final de banda ancha con calidad “carrier class” no debería superar a la tarifa media de energía rural.
En el marco del estudio se identificó que en el país existen 1.037 cooperativas de servicios públicos registradas y activas, de las cuales 325 poseen licencias del ENACOM para distribuir servicios de banda ancha, aunque obviamente no todas han iniciado su efectiva prestación.