En Washington ven al organismo financiero internacional con poca motivación para enviar más fondos a la Argentina.
En la capital norteamericana hablan de «incentivos» al evaluar las posibilidades de que el Fondo Monetario Internacional finalmente envíe a la Argentina el desembolso correspondiente a la quinta revisión del acuerdo stand by, que aún no se hizo ni tiene fecha de inicio.
Es una suerte de matemática en la que juegan varios factores en función de los cuales el país tiene más o menos chances de recibir esos fondos –por 5.400 millones de dólares–, que pueden ser vitales para el Gobierno en momentos en que necesita apuntalar las reservas del Banco Central y llevar tranquilidad al mercado.
Es una matemática sin números. Un incentivo a favor es el cumplimiento técnico de las metas fiscales y monetarias pautadas en el programa. Los analistas en Washington coinciden en que el Gobierno cumplió estos objetivos en el segundo trimestre del año, al que corresponde la quinta revisión todavía pendiente.
Un incentivo en contra sería la sustentabilidad de la deuda, que presenta serias dudas y que podría llevar a que el país no apruebe el examen del FMI. Ese riesgo justificaría, entre otras razones, la postergación de la misión técnica del Fondo y la iniciativa oficial de «reperfilar» la deuda de mediano y largo plazo.
«El incentivo para la burocracia del Fondo está ahora en el control de daños», sugirió off the record un analista de la capital estadounidense. El organismo ya le prestó a la Argentina 44.000 millones de dólares de los 57.000 otorgados hace un año. Una mayor exposición puede no ser tolerable para el board en las circunstancias actuales.
Es una parte de la explicación. El escenario cambió por completo desde las PASO. En la matemática del Fondo también pesa ahora la viabilidad política del programa stand-by y los compromisos asumidos por un gobierno que en pocos meses quizá ya no esté para llevar adelante las políticas acordadas.
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Fuente: Infobae.