La medicina mundial trabaja arduamente para conseguir una vacuna contra el coronavirus

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El coronavirus de Wuhan tiene al mundo en vilo. El número de infectados y muertos no para de crecer, pero mientras la mayoría de autoridades e instituciones sigue contando cifras o se preocupa por repatriar y aislar a los infectados por el virus de Wuhan, hay otros que apuntan mucho más alto. Los científicos siguen trabajando y algunos apuestan por conseguir una vacuna contra el 2019-nCoV cuanto antes.

La secuenciación del genoma del nuevo coronavirus, publicada en tiempo récord a mitad de enero, ha dado paso a una carrera por conseguir la protección frente a una epidemia cuyo alcance aún es una incógnita. Hay quien es muy optimista: el Shanghai East Hospital de la Universidad de Tongji (China) anunciaba esta semana que espera tenerla en 40 días. Sin atreverse a dar plazos, los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos (NIH) aseguran que también están en ello.

En la actualidad ya trabajan en candidatos a vacuna contra el 2019-nCoV que, en esencia, “consisten en formas del virus que están atenuadas y, por lo tanto, no causan una infección grave pero sí inducen una respuesta inmune potente que protege frente a la infección”, explica Isabel Sola a Teknautas. La ventaja es que “el nuevo coronavirus tiene una secuencia muy parecida a la de SARS, así que hemos pensado en ir eliminando todos los genes que previsiblemente se van a comportar de forma muy parecida para obtener un derivado atenuado del virus que induzca la protección”.

Esta semana, científicos australianos anunciaron otro paso importante, al lograr aislar una muestra del coronavirus y cultivarla en el laboratorio. Sin embargo, el equipo del CNB (Centro Nacional de Biotecnología) no necesita muestras reales para llevar a cabo sus experimentos. “Lo hacemos por síntesis química. Como la secuencia está publicada, podemos trabajar con copias del ADN, cortar, pegar o eliminar genes”, comenta la experta.

De hecho, el punto fuerte de este Laboratorio de Coronavirus del CNB es la manipulación del genoma de los coronavirus desde que Luis Enjuanes comenzó a especializarse en este campo hace 35 años. “Fuimos los primeros en desarrollar, en el año 2000, un sistema de genética reversa de coronavirus. Esto quiere decir que eliminamos los genes para ver qué función tiene cada uno observando qué le sucede al virus si no están. De esta forma, podemos quitar todos los genes que lo hacen virulento y obtener una versión atenuada que sea candidata a vacuna”, explica.

En lo que sí están de acuerdo es en que los plazos son imprevisibles y que para obtener una vacuna como tal hacen falta varios meses como mínimo, por mucha urgencia que haya. “Aunque en tiempos de crisis sanitarias las exigencias son un poco más flexibles, siempre hay que comprobar si la vacuna es eficaz para inducir una respuesta inmune que, además de proteger, sea segura y estable”, apunta la investigadora del CNB.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente: El Cofidencial

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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