* Por el arquitecto Agustín Romero – Presidente del Concejo de Resistencia
El distanciamiento social forma parte de una de las injusticias que tenemos como sociedad, donde ante esta situación del Covid-19 se evidencia la desigualdad de oportunidades entre aquellos que nacen con mayores recursos, de los que no. Como lo que ha sucedido en los países del norte, y que también ocurre aquí con los pueblos originarios, los geriátricos, los sectores de la economía, de la salud, la evidente necesidad de elaborar respuestas de manera interdisciplinaria. Esto quiere decir que debemos lograr un desarrollo integral, en el cual puedan regular y a su vez ser un promotor del privado, y que el privado pueda ser generador de empleos.
Físicamente existe una distancia saludable sanitaria, pero socialmente estamos más conectados que nunca, es por eso que creemos acertado expresar que en este sentido, se pone en discusión ¿qué hicimos durante estos días de cuarentena, cómo encontramos mecanismos para ir avanzando hacia otra fase?, entendiendo que el concepto de salud es mucho más amplio de lo que respecta a la salud física. La noción integral de salud, incluye el bienestar psicológico, espiritual y físico de una persona, es por eso que hoy en día las actividades como los gimnasios funcionales, podrían ser realizadas bajo protocolos con total responsabilidad, y por otra parte, también podrían incluir a aquellos trabajadores de la salud psicológica dentro de las tareas a exceptuar.
Estas cuestiones se vienen planteando en distintos lugares como la Conespo (Consejo Económico y Social), donde se han relevado para todos los sectores de la economía distintos protocolos, y al mismo tiempo se elaboró una guía metodológica que permite clasificar los niveles de riesgo como bajo, medio o alto, con un protocolo particular para cada nivel de riesgo. Esto quiere decir que cada uno de los sectores va a tener un protocolo específico para realizar su actividad. Tal propuesta busca que las personas se hagan cargo de sostener su actividad económica, a través de un estricto protocolo y valorando la importancia de la responsabilidad ciudadana, y su participación en la solución.
Respetando la libertad y la responsabilidad de cada uno, pues las decisiones se deben tomar entre todos acerca de la manera en que avanzamos en las etapas, para ir saliendo de la cuarentena, e ir resolviendo la reactivación económica tan necesaria.
El Estado debe apoyarse en las organizaciones civiles, en las ONG, en las comisiones vecinales ya que justamente son el metabolismo vivo de una sociedad, así como los consejos profesionales, los referentes, los comerciantes, quienes ayudar innovar socialmente a través de quién se va a dar la ayuda.
La cuarentena eterna no es posible, la economía desenfrenada tampoco lo es. Se requiere una apertura racional, unificando todos los sectores para terminar en un trabajo multidisciplinario, que dé respuestas integrales desde el punto de vista ambiental, económico y social. Pero sobre todas las cosas, debe ser sostenible a través del tiempo. Una medida capaz de sostenerse a través del tiempo permite lograr un cuidado ambiental, una reactivación económica y una recomposición social que hoy son sumamente necesarias y demandadas por la ciudadanía.
¡Tenemos que ponernos de pie! No hay héroes, ni caciques, ni patrones de estancias, esto solamente se mejora colectivamente. La coherencia de los distintos estamentos del Estado, la cooperación de las instituciones intermedias, la responsabilidad ciudadana y el trabajo interdisciplinario entre el ámbito público y privado son fundamentales; son esenciales y necesarios en la construcción de una salida colectiva, la cual todos anhelamos fervientemente con mucho optimismo.