A 25 años de la creación del cargo, el actual gobernador reflexionó sobre su paso por ese rol en dos oportunidades y analizó los principales ejes de la política y economía nacional.
El gobernador Jorge Capitanich participó vía teleconferencia, junto a quienes cumplieron el rol de Jefe de Gabinete de Ministros, del debate sobre la necesidad de reconfigurar las facultades de los mismos, en pos de una mayor calidad institucional. Además, llamó a la reflexión y alertó sobre la necesidad de dejar de lado las limitaciones políticas en miras de “construir una Argentina que ponga en marcha políticas públicas a largo plazo para minimizar las etapas de crisis”.
Además, analizó su paso por el cargo en dos oportunidades y aseguró que en la etapa 2001-2002, predominaba una crisis estructural “que creímos la peor, pero es posible pensar que la crisis que atravesamos hoy, producto de la pandemia, es aún superior”, aseguró.
El mandatario se refirió a las prioridades que, en aquel momento, “eran generar las condiciones desde el punto de vista político para una transición, pensando en una emergencia, y después una estrategia de normalidad institucional. Dentro del marco de emergencia se establecieron las condiciones para que se puedan tener las perspectivas serias de normalidad que nos permita recuperar el desenvolvimiento de las instituciones democráticas”, aseveró.
Al mismo tiempo, analizó su segunda etapa como jefe de Gabinete a partir de tres ejes en los que se basó su gestión: visibilidad de la agenda comunicacional, relación con gobernadores e intendentes para la consolidación de acuerdos con base territorial, y la interacción con la agenda legislativa, que permita el debate para garantizar el cumplimiento de los artículos 100 y 101 de la Constitución Nacional.
“Naturalmente el jefe de Gabinete debe cumplir el rol no sólo en términos de planificación de políticas públicas, el monitoreo y evaluación de los mecanismos de comunicación con la ciudadanía y la articulación con las políticas públicas en un sistema federal, sino también un sistema de rendición de cuentas ante el congreso”, explicó. Y aseguró que, en virtud de esto, se debe modificar, pero no atenuar el sistema presidencialista, el ejercicio del liderazgo a partir de la participación en la designación de los ministros de las diferentes carteras que permita una homogenización de los perfiles para hacer efectivo el cumplimiento de las directivas presidenciales para mejorar el sistema de planificación y gestión de gobierno.
Argentina a largo plazo
Durante su discurso, el primer mandatario aseguró además que existe la necesidad de modificar tres dimensiones estructurales que son la gobernabilidad y la calidad institucional, la estabilidad macroeconómica y el crecimiento y en tercer lugar, la inclusión social y la distribución del ingreso. “Esto, históricamente generó asimetrías estructurales, en el desenvolvimiento de las economías regionales. Esas tres tensiones, han sido históricamente irresueltas en la Argentina, en sus 210 años de historia”, aseveró.
En este sentido, expresó que “tenemos un problema, y tiene que ver con entender que no vamos a salir adelante independientemente del enfoque ideológico, si no somos capaces de admitir la existencia de estas tres restricciones. Esto nos debe obligar a reflexionar sobre las restricciones en materia externa en la insuficiencia de divisas producto de una economía bimonetaria con capacidad de ahorro en moneda extranjera. Si no generamos estabilidad macroeconómica sustentable, va a ser inevitable la crisis recurrente”.
Y agregó que, además, existe una insuficiencia en la inversión pública que condiciona la logística integrada, como así también la restricción energética. “Si no resolvemos los problemas de restricción externa, logística y energética, no vamos a tener la capacidad de desenvolvimiento adecuado de ninguna institución con base constitucional u orgánica en nuestro país, porque la crisis va a ser recurrente independiente de la ideología”, aseguró
Como síntesis de esa idea, Capitanich señaló: “cómo resolverlo, es parte del gran debate político argentino inconcluso, que tiene que ver con la construcción de un consenso de una comunidad productiva de base social. Si no somos capaces de hacer este enorme esfuerzo, es muy difícil pensar en un país competitivo, equitativo y solidario”, finalizó Capitanich.