Laureano Gill, un poblador de Colonia Popular cumplió este sábado 4 de julio sus 100 años de vida. Festejo junto a uno de sus nueve hijos, porque este año, la celebración con la familia debió postergarse por la pandemia, pero a través de su teléfono recibió innumerables llamadas de familiares, pobladores de la localidad y del intendente municipal Juan Carlos Plozzer, quien le envió un presente.
En comunicación con un medio radial, haciendo gala de una memoria prodigiosa Laureano Gill repasó hasta con fecha distintos momentos de su vida y como todo hombre de esfuerzo de aquella época, contó que realizo diferente labores en la localidad, siendo parte de la comunidad de aquellas primeras 32 familias italianas que fueron pioneras en el Pueblo. “Nací en Puesto Torres, cerca de Humaitá (Paraguay) el 4 de julio de 1920. El 24 de diciembre del año 1939 llegamos a Puerto Las Palmas y de ahí el 25 de ese mismo mes, con mi madre y mis hermanos, nos vinimos para Colonia Popular”.
“Soy padre de nueve hijos y una cantidad de nietos que no me acuerdo cuántos son y viven en Resistencia. Mi esposa fue María Esther Romero que lamentablemente falleció el 8 de abril de 1912. Ella era nacida en este Pueblo y fue hija de padre y madre que vinieron de Italia de apellido paterno Romero y por parte de la mamá Spanger. Ahora, desde que falleció mi señora, vivo aquí en el Pueblo en la Casa de mi hijo Mario Roberto que tiene 60 años”.
Haciendo memoria de sus vivencias Laureano recuerda también que “cuando llegamos a esta colonia había poca gente, pero mucho trabajo, en las chacras y en el obraje. Comencé a trabajar en la carpida, después en la recolección de algodón y en poco tiempo ya fui un profesional del hacha, cortando leñas y rollizos. Todo era pujante, había trabajo para todos y si uno quería progresar para mantener la familia había que poner el lomo. Hoy todo es distinto, no hay trabajo y si hay, muchos no quieren trabajar porque hay una generación que vive de lo que le da el Gobierno y así es fácil la vida. Hoy una mujer queda embarazada y el Gobierno le paga para que tenga esa criatura, después le sigue manteniendo y no le enseña a trabajar, en mi época eso no existía”.
“En 1986 la inundación que castigó nuestro pueblo se llevo todo el algodón que tenia sembrado en mi chacra de 30 hectáreas y destruyó mi almacén de ramos generales. El Gobierno ni un peso nos dio para ayudarnos, tuvimos que poner doblemente el lomo para recuperarnos”.
“Siempre pienso que la principal necesidad de una persona es el trabajo para vivir dignamente. Hoy hay mucha comodidad y tecnología, pero si no hay trabajo y qué comer, todo ese no sirve. Trabaje desde muy chico y después estuve 30 años como encargado del campo de Daniel Panzardi, dentro de ese tiempo comencé a sembrar algodón porque mi patrón me dio esa posibilidad, mas adelante alquile un monte para hacer leña y después puse un almacén de Ramos Generales, igual al que hoy le llaman Multirrubro y también fue matarife. Puse un matadero y durante 25 años estuve como faneador. Fuí progresando poco a poco y con mucho esfuerzo”.
LA CUARENTENA POR EL COVID-19
Al hablar sobre la pandemia señalo que “por este Coronavirus mi cumpleaños voy a festejar solo con uno de mis hijos. Yo hace muchísimos tiempo que estoy encerrado para cuidar mi salud. La verdad que no se bien de esta nueva plaga que dicen que es mundial. Yo me acuerdo de las enfermedades terrible de nuestra época, como la Tos Convulsa; la Viruela Loca; el Paludismo y la Fiebre Amarilla, que fue la más peligrosa porque dejo un tendal de muertos, pero no estábamos encerrados”, concluyó.