No plantea eliminar la categoría «sexo» del documento nacional de identidad, como ocurrió esta semana en Holanda, sino sumar la opción «otra» para quienes no se perciban dentro de la categoría masculino ni femenino. Fue presentado ayer.
El documento de identidad argentino establece hoy dos opciones en la categoría “sexo”: la F y la M. Es binario, aun cuando muchas personas no se reconocen en ninguna de esas dos identidades: lesbianas que no se consideran mujeres, hombres y mujeres trans, travestis y personas de género no binario, son algunas de ellas. Ayer se presentó un proyecto de ley que busca incorporar “una tercera opción” en el DNI. Las críticas vinieron, precisamente, de parte de referentes de esas identidades.
El objetivo del proyecto de ley, dice en su primer artículo, es “representar el ejercicio del derecho a la autopercepción de género y reconocer aquellas identidades diferentes a varón/masculino o mujer/femenino de la concepción binaria de género, para toda persona que lo solicite”.
La propuesta es agregar un artículo a la Ley de Identidad de Género que diga que las personas pueden solicitar la opción “Femenino/Mujer”, “Masculino/Varón” u “Otra”. “Pusimos ‘otra’ y no ‘género indefinido’ porque nos parece un error, sí está definido pero por fuera del esquema binario que tiene hoy el DNI”, explicó la diputada nacional de Juntos por el Cambio, Josefina Mendoza, autora del proyecto. “Sabemos que la palabra ‘otra’ se queda corta, por eso pusimos que, en el caso de optar por esta tercera opción, el RENAPER (Registro Nacional de las Personas) determinará la denominación final”.
El proyecto tuvo las adhesiones de las diputadas nacionales Adriana Cáceres, Camila Crescimbeni, Claudia Najul, Karina Banfi y el diputado nacional Maximiliano Ferraro. Y abarca la modificación de los datos del DNI, no de las partidas de nacimiento ni de los pasaportes.
Lara Bertolini es activista y teórica travesti. Es quien presentó un recurso extraordinario para que su DNI diga “femineidad travesti”, con el que planea llegar hasta la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
“Estamos hablando de una multiplicidad de identidades, decir ‘otra’ desapodera a las identidades en una masa universal que no dice nada y nos vuelve a invisibilizar. Además, siguen ejecutando el binarismo: ‘lo masculino’, ‘lo femenino’ y ‘lo otro’. Lo otro como lo raro. No me parece inclusivo sino todo lo contrario, me parece despectivo”.
Y agregó: “‘Otra’ no es una identidad, es una cosificación. Lo que se busca es una validación identitaria de los grupos que han sido vulnerados, no podemos generar una nueva invisibilización social’. Tampoco cree que el RENAPER deba ser el organismo encargado de establecer definiciones: “¿Cómo le vas a pedir a un órgano administrativo que decida sobre identidades? A esta altura del partido, ya no sirve hablar por nosotres, equivocarse y después pedir disculpas”.
Lo que cree es que hay opciones más avanzadas: que así como se pone la M y la F para quienes sí se identifican en el sistema binario, se pueda poner TR (de travesti), FTR (de feminidad travesti), L (de lesbiana), por ejemplo. “Eso generaría mucho más campo de entendimiento”.
Por la misma línea va SaSa Testa, que se identifica como persona trans no binarie y escribió tres libros, entre ellos, “Soy Sabrina, Soy Santiago. Género fluido y nuevas identidades”. “Creo que este proyecto de ley tiene cuestiones bastantes problemáticas. No me parece mal seguir sosteniendo el binarismo, porque hay personas que se identifican así. Lo problemático es la categoría ‘otro’. En esa noción de la otredad se sigue sosteniendo la hegemonía binaria, donde lo binario es lo central y ‘lo otro’ es lo periférico. Ninguna identidad debería ser más o menos que otra, el derecho a la identidad es un derecho humano”.
También hace hincapié sobre las facultades que se le da al RENAPER para definir la identidad, “precisamente el organismo que hoy se niega a otorgar DNI sin género. Además, es contradictorio: plantea que la identidad de género es autopercibida y al mismo tiempo que el RENAPER va a determinar qué poner”.
Así como hay quienes quieren que en el DNI figure “no binarie”, SaSa cree que “es una vivencia personal. En mi caso, creo que eliminar la categoría ‘sexo’ es lo que nos igualaría a todas, todos y todes”. El lunes se supo que Holanda y el resto de las regiones que conforman los Países Bajos decidió eliminar la casilla del sexo del documento de identidad. La medida entrará en vigor en 2024 y, según explicaron desde el gobierno, el objetivo es que los ciudadanos puedan desarrollar “su propia identidad en libertad”. En este caso, los pasaportes tampoco serán modificados “para respetar la normativa de la Unión Europea”.
En el segundo párrafo de los fundamentos del proyecto de ley, además, habla del colectivo intersexual. “Para la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que reconoce la auto-identificación de cada persona como principio rector, el “Sistema binario del género/sexo” es un “modelo social y cultural dominante en la cultura occidental que considera que el género y el sexo abarcan dos, y sólo dos, categorías rígidas, a saber, masculino/hombre y femenino/mujer. Tal sistema o modelo excluye a aquellos que no se enmarcan dentro de las dos categorías (como las personas trans o intersex)”.
La crítica, en este caso, es de Mauro Cabral Grinspan, reconocido activista intersexual y hombre trans. Es el Director Ejecutivo de GATE (Acción Global para la Igualdad Trans) y coordina el proyecto Justicia Intersex.
“El proyecto de ley establece tres posibilidades (hombre, mujer y otra), jerarquizando las identidades M y F sobre las otras, lo cual la Ley de identidad de género no hace. Los Principios de Yogyakarta+10 indican que la única opción plenamente compatible con el marco internacional de derechos humanos es la eliminación del sexo/género como categoría jurídica y, hasta que los Estados tengan la posibilidad de implementarlos, recomienda la posibilidad de opciones múltiples pero, obviamente, sin jerarquizar unas sobre otras”, explica. “Me preocupa mucho que la decisión final sobre las ‘otras’ categorías quede, una vez más, en manos de la misma institución que se niega a implementar la Ley de identidad de género. Lo que necesitamos es que el RENAPER implemente plenamente la Ley de identidad de género en lugar de seguir discutiendo alternativas jurídico-normativas a esa implementación”.
Por otra parte, se refirió a los fundamentos del proyecto, que habla de las personas intersex como “supuestas beneficiarias” de la ley. “Las personas intersex no somos un caso especial en materia de reconocimiento de la identidad de género. Hay personas intersex que se identifican como mujeres, como varones, como travestis, como personas no binarias, etc). Nuestro movimiento pelea por el fin de las intervenciones de normalización corporal que no sean médicamente necesarias ni hayan sido consentidas por la propia persona, por nuestro derecho a la cobertura de salud integral, por nuestro derecho a la verdad (incluyendo a nuestras historias clínicas), a la rehabilitación y a la reparación. También peleamos por dejar de ser personas instrumentalizadas para justificar proyectos que no han sido ni compartidos ni consensuados con nuestra comunidad”.