La idea es poder controlar la situación del COVID-19 hasta que salga la vacuna, e identificar en detalle los movimientos y actividades que realiza la ciudadanía para conocer la trazabilidad.
A la espera de la pronta salida de una vacuna contra el COVID-19, en la Cámara de Diputados se estudia la puesta en marcha de un pasaporte sanitario para circular por el país.
Se trata de un documento intransferible e individual para cada pasajero.
El pasado lunes se presentó el proyecto en el Congreso para que los argentinos se pueden mover con una suerte de certificado que posea, además, información de su estado de salud.
Es decir que la persona debe confirmar, a través de una autorización de un médico clínico, que no tuvo síntomas de COVID-19 en las últimas 24 horas. Y tendrá que poseer una certificación con resultado de hisopado negativo.
Además, se deberá comprometer a cumplir con los protocolos que tenga el lugar al que se dirija. Por otro lado, se tendría que exigir en cualquier parte del país.
“Si seguimos en una situación de solo encierro se va a provocar rebeldía, lo que va a traer aparejado mayores problemas. Necesitamos pensar herramientas que nos permitan convivir con el virus”, expresó la autora de la iniciativa en diálogo con La Nación.