Cristian Adrián Jerez, el principal y único sospechoso por el femicidio de Ludmila Pretti en Francisco Álvarez, fue detenido esta madrugada. Estaba escondido entre unos matorrales en un terreno baldío cercano a la escena del crimen.
De acuerdo a las primeras versiones, su teléfono celular se activó en las últimas horas en un descampado de la zona y el sistema de geolocalización fue la clave que permitió encontrar al joven de 19 años que ayer se había fugado de la puerta de la comisaría.
La imagen de Jerez circulaba desde este lunes por orden del fiscal Federico Soñora, a cargo de la investigación, para tratar de dar con su paradero. El acusado alquilaba la casa de la calle Diario La Nación al 4000 a la que Ludmila había ido el sábado a la noche para festejar un cumpleaños y en la que, horas después, la encontraron muerta en una habitación, entre dos colchones.
El padre de Ludmila, Leandro Pretti, aseguró que estuvo con el presunto femicida en la puerta de la comisaría: “Estuvo hablando conmigo. Me vio la cara, me dijo que iba a buscar el documento y no volvió nunca más. No lo tendrían que haber dejado ir”. Pero se escapó, y después se supo que el mismo joven tenía amenazados a sus vecinos y que solía hacer fiestas en su casa e “invitar” luego a distintas chicas para que se quedaran a dormir.
A menos de 24 horas del brutal femicidio, la policía tiene ahora a un primer detenido en la causa e investiga además la declaración de un familiar de Jerez, de quien sospechan por posible encubrimiento.
El femicidio
“La hipótesis es que a la chica la intentaron abusar, que ella se resistió y la ahorcaron. Para corroborarlo, esperamos los resultados de la autopsia”, detalló ayer una fuente judicial a Télam.
Según el informe preliminar de los forenses, el agresor habría ahorcado a la víctima con el pañuelo que llevaba puesto entre las 6 de la madrugada y las 12 del mediodía del domingo.
El testimonio de una vecina de Jerez fue el primer elemento que puso las sospechas de los investigadores sobre él, al asegurar que cerca de las 7 de la mañana el día del crimen había escuchado gritos y una discusión entre el acusado y una mujer. De acuerdo a sus dichos, la joven quería irse y él no la dejaba.