Se trata de Rodrigo Fernández, quien expresó que su principal impuso fue «sentirse ocupado» durante la pandemia.
De esta manera, según la nota que le realizó El Litoral, el pequeño de tan solo 13 se decantó por la peluquería. Finalmente tras seis meses de perfeccionarle y cortarles el cabello a todo su barrio (es oriundo de Santa Rosa de Lima), puso un lugar y pasó a cobrar por sus servicios.
El preadolescente comenta que el dinero que ingresa lo utiliza para seguir perfeccionándose como barbero e incluso no reniega de ser ayudante en otras barberías para seguir aprendiendo.
Sin embargo, el gesto más emotivo que tuvo Rodrigo fue entender la complejidad económica del contexto de pandemia. «Hoy en día no todos tienen para un corte de pelo, ni todos tienen la plata que se necesita. No tengan vergüenza y vengan que yo les corto gratis», afirmó.
Además, recordó a su tío fallecido por COVID-19, Ramón Gamarra, quien lo pudo ver abrir su local, pero que «me enseñó el valor, el respeto, la responsabilidad, el amor por el prójimo y el trabajo», remarcó.