Sucedió en la localidad de Goya.
«Cocinábamos y lavábamos con agua de lluvia», con esa frase algunos vecinos del paraje La Soledad y otros de Isla Sola, resumieron la agonía que debieron pasar por tres semanas aguardando por agua potable.
En la jornada de ayer llegó la tan ansiada cisterna con la cual se pudo repartir mediante baldes y envases dotaciones de agua. Más allá de celebrar el arribó, los pobladores denunciaron abandono de parte del municipio y también del gobierno provincial.