Al menos 15 civiles, la mayoría de ellos niños, han muerto este viernes al estallar una bomba durante una ceremonia de recitación del Corán. El atentado, en la provincia central de Ghazni, es un nuevo golpe a las esperanzas de los afganos de que las negociaciones de su Gobierno con los talibanes pongan fin a la violencia. Esta milicia ha atribuido la explosión a “munición sin explotar” y ofrecido sus condolencias a las familias, pero la matanza encaja con el estilo de la rama local del Estado Islámico, otro grupo insurgente que compite por el control del territorio.
De acuerdo con la información oficial, los explosivos se encontraban escondidos en un motocarro aparcado junto a la vivienda de una aldea de la comarca de Gilan, donde se procedía a recitar el Corán. Al menos 15 personas han resultado muertas y una veintena de ellas heridas, ha informado el portavoz de Interior, Tariq Arian, en su Twitter. Pero como es habitual en este tipo de ataques, es previsible que aumente el número de muertos.
La mayoría de las víctimas tenían menos de 18 años, según Wahidullah Jumazada, portavoz del gobernador de Ghazni, citado por Reuters, quien también se refirió a lo ocurrido como un atentado. Sin embargo, el portavoz talibán, Zabibullah Mujahid, ha atribuido la explosión a “munición sin explotar” en un tuit en el que cifra en 12 los niños muertos y da el pésame a sus familias.
El incidente de este viernes se produce en medio de un aumento generalizado de la violencia en todo el país, a pesar de los esfuerzos para buscar una salida política a varias décadas de sucesivos conflictos. En las últimas semanas, una decena de altos funcionarios han muerto a causa de bombas lapa adosadas a los bajos de sus vehículos, en una campaña que portavoces oficiales, activistas y periodistas afganos atribuyen a los talibanes.
Fuente: El País
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