Las ventajas de contar con un filtro de agua hogareño son muchas y muy variadas. Pero también los tipos de purificadores lo son, por lo que es importante la información para conocer qué tipo de producto es el más conveniente en cada lugar. La zona geográfica, los componentes del agua, las instalaciones caseras y el tipo de limpieza al que se quiera llegar son detalles fundamentales al momento de elegir.
Es conveniente, además de informarse personalmente, asesorarse con especialistas que puedan identificar el sistema más adecuado para cada lugar. Los purificadores existen en dos grandes grupos: los que se instalan bajo mesada y los sobre mesada. Pero, a su vez, hay dispositivos que utilizan diferentes técnicas de filtrado y limpieza.
Estas son tres técnicas que definen el tipo de filtro para tu casa:
1. Carbono
La clasificación más general se realiza según la técnica utilizada. Los purificadores que usan carbono son de los más reconocidos y recomendados para los hogares. El elemento químico carbono es uno de los más abundantes del planeta y de los primeros en ser descubiertos como beneficiosos por la humanidad. Su uso se remonta a miles años pero, para la purificación de agua, se utiliza la variación conocida como carbón activado.
Se logra mediante un proceso de altas temperaturas en el que el carbono modifica su estructura interna y se vuelve más poroso. El resultado de esa porosidad es una carga eléctrica negativa, que funciona como atracción de moléculas, toxinas y gases. El uso de esta técnica en los purificadores de agua logra la eliminación del cloro, un elemento muy común en las redes de agua corriente, además de otros químicos orgánicos, mejorando notablemente su sabor y olor.
2. Ósmosis inversa
Una técnica creada específicamente para la purificación del agua. Utiliza una membrana semipermeable que funciona como filtro para separar moléculas y partículas de mayor tamaño que el agua pura. Sin embargo, se diferencia del proceso de filtración ya que éste genera la separación principalmente por el tamaño, mientras que la ósmosis inversa aplica la difusión, es decir, divide mediante la presión y el flujo, logrando que en una parte de la membrana quede el agua completamente limpia.
Los purificadores domésticos que usan esta técnica suelen instalarse en el bajo mesada, para lograr que el agua que llega de las cañerías avance hacia el grifo directamente limpia. Su colocación es muy sencilla y es de las comunes en los hogares.
3. Luz ultravioleta
La principal diferencia con las técnicas anteriores es que la desinfección por luz ultravioleta (UV), se trata de un proceso físico, no químico. Es decir, no añade ningún elemento externo para lograr la limpieza. El agua que se expone a luz UV queda libre de bacterias, ya que la radiación consigue neutralizarlas, por lo que los microorganismos patógenos que causan enfermedades como el cólera, la fiebre tifoidea o la hepatitis desaparecen, dejándola apta para un consumo seguro.
Su desventaja es que no elimina completamente las partículas más sólidas, lo que hace que este tipo de filtros sean menos utilizados para el uso cotidiano con respecto a los dos anteriores.