La junta militar birmana, en lugar de calmar los ánimos como parece que pretendía, logró el efecto contrario tras su primera comparecencia pública desde el golpe del 1 de febrero, celebrada este martes. Su anuncio de convocar elecciones —sin fecha prevista y con los líderes del Gobierno civil detenidos— e insistencia en que su asonada no era tal, sino un movimiento legítimo para preservar la estabilidad del país, han sacado a las calles de las principales ciudades birmanas a decenas de miles de personas, en las que suponen las protestas pro democracia de mayores dimensiones en los últimos días.
“Marchemos en masa. Mostremos nuestra unión contra el golpe de Estado, que ha destrozado el futuro de la juventud de nuestro país”, publicaba en Facebook Kyi Toe, portavoz de la Liga Nacional para la Democracia (NLD, por sus siglas en inglés), la formación ganadora de los comicios de noviembre, liderada por Aung San Suu Kyi. La Nobel de la Paz se encuentra detenida desde que los militares depusieron su Gobierno el mismo día en el que el nuevo Parlamento debería haber sido constituido. La policía anunció el martes que imputaba a Suu Kyi un nuevo cargo, esta vez por infringir supuestamente las normativas contra la covid-19 durante la campaña electoral. Dos semanas antes había sido acusada de vulnerar la ley de importaciones y exportaciones por la presunta posesión ilegal de unos walkie-talkies. En total, ambos delitos podrían sumar hasta seis años de cárcel.
El acoso de la nueva junta militar a la líder de facto del Gobierno civil birmano con cargos que muchos consideran inverosímiles e infundados ha generado indignación entre la población birmana, después de que en noviembre, la NLD arrasara ganando el 83% de los escaños. “Solo hay un objetivo para nosotros, ¡democracia! Debemos luchar por nuestra generación y las que vienen”, cuenta por mensaje Aye Myat desde las inmediaciones de la pagoda de Sule, en Yangón, la mayor ciudad del país, donde se estima que este miércoles salieron a la calle decenas de miles de personas.
La junta militar rechazó el martes durante su primera rueda de prensa tras el golpe referirse a este como tal, y dijo que se trataba de un “movimiento legítimo”, contemplado por la Constitución de 2008, redactada por el Gobierno militar de entonces. No obstante, la cláusula a la que se refieren los militares solo daría potestad en casos determinados al presidente del país, entonces Win Mynt, para declarar el estado de emergencia decretado por la junta. Mynt fue detenido por los uniformados. El portavoz de la Junta, el general Zaw Min Tun, aseguró que se convocarían elecciones de forma temprana, sin dar fechas ni detalles.
Fuente: El País