El sueño se hizo realidad: Santi Maratea consiguió el dinero y Emmita tendrá su remedio

Sociedad

Una cosa de locos lo que hizo el influencer Santi Maratea, que en poco más de diez días reunió el dinero que faltaba para que Emmita Gamarra pueda tener su remedio y de ese modo, poder tener una vida considerablemente mejor tras conocerse que la pequeña guerrera padece AME tipo 1.

Ya había sido impresionante lo realizado por Maratea desde Estados Unidos, donde logró reunir más de 100 mil dólares por día y en poco tiempo llegó al millón. Vale resaltar que la familia de Emmita, gracias a la solidaridad de la gente y a los cientos de eventos y expresiones de solidaridad desarrollados, habían reunido desde diciembre a la fecha 500 mil dólares.

Maratea permitió completar la cifra faltante que era unos 500.000 dólares. Esa persona prefirió que no se dé a conocer su nombre y esta situación fue la que mantuvo ocupado a Maratea durante el lunes. «Esta persona me preguntó cuánto me faltaba para completar».

La familia de Emmita contó que aún falta, tanto para el proceso de compra del medicamento como para la efectiva aplicación del mismo, pero que ya con el dinero necesario en la cuenta, todo está dado para que la colocación de la medicación se de en poco tiempo.

 

SOLIDARIDAD EN SU MAXIMA EXPRESION

La familia de Emmita está inmensamente agradecida con Santi Maratea con esta acción, pero vale decir que no fue la única.

Según contaron a este medio, padres de Emmita, abuelos, tíos, amigos… todos, no tiene palabras para agradecer, no solo a Maratea sino también a las miles y miles de almas caritativas que, desde el día 1, ayudaron en la causa.

Contaron a este medio desde el entorno que «había gente que hacía empanadas en un recital o algo, y nos traían todo lo que vendían, reunían en los barrios, en almacenes, se generaban eventos y todo lo donaban. Realmente creemos que no existe una palabra para expresar lo agradecidos que estamos por el apoyo de la gente, que a la vez sirvió de sostén para Natalí y Enzo (padres de la bebé), que hoy viven una realidad distinta».

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