Irak: más de 80 muertos en el incendio de un hospital 

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Ya son 82, según el último balance, los muertos en un incendio declarado el sábado por la noche en una Unidad de Cuidados Intensivos para pacientes con covid-19 en Bagdad, la capital de Irak, el país árabe con más contagios. La primera versión hablaba de 27 fallecidos.

El siniestro se produjo por cilindros de oxígeno «almacenados sin respetar las condiciones de seguridad», explicaron fuentes médicas a la AFP. Una desgracia más en un país de 40 millones de habitantes cuyo sistema de salud nunca se ha recuperado de cuatro décadas de guerra.

En medio de la noche, cuando había decenas de familiares junto a «treinta pacientes en esta Unidad de Cuidados Intensivos» reservada para los casos más graves en Bagdad, las llamas se propagaron por las plantas del hospital Ibn Khatib, según ha informado una fuente médica.

«El hospital no tenía un sistema de protección contra incendios y los falsos techos permitieron que el fuego se propagara a materiales altamente inflamables», ha informado Defensa Civil. «La mayor parte de las víctimas murieron porque fueron desplazadas y privadas de ventiladores, y otras, asfixiadas por el humo», añade.

Videos colgados en las redes sociales muestran a los bomberos intentando apagar las llamas mientras los enfermos y sus familiares tratan de salir del edificio, situado a las afueras de Bagdad.

Desde que se conoció el incendio ha ido aumentando el número de víctima mortales. De los 23 citados en principio se pasó a 58 (28 de ellos pacientes de Covid), una cifra citada por Ali al-Bayati, miembro de la Comisión gubernamental de Derechos Humanos. Y pasadas las once de la mañana, hora española, el último dato menciona 82 fallecidos y 110 heridos.

 

ACUSACIONES DE NEGLIGENCIA

El incendio, causado según diversas fuentes por negligencia -vinculada con frecuencia a la corrupción endémica- ha provocado un intenso debate en el país. «Dimisión del ministro de Salud» se repetía en la lista de trending topics en Twitter en Irak.

Es un «crimen», ha denunciado la Comisión gubernamental de derechos humanos. «Contra pacientes extenuados por el covid-19 que pusieron sus vidas en manos del ministerio de Salud y que en vez de curarse murieron por las llamas». Esta comisión pide al primer ministro, Mustafa al Kazimi, que destituya al ministro de Salud, Hasan al Tamimi, y «lo lleve ante la justicia».

Kazimi ha respondido anunciando «una investigación inmediata», cuyos resultados quiere «en 24 horas». También la han pedido el presidente de la República Barham Saleh y el jefe del Parlamento Mohamed al Halbusi.

El primer ministro ha suspendido de sus funciones al jefe de Salud del sector oriental de Bagdad, al director del hospital y a los jefes de la seguridad y del mantenimiento técnico. Están siendo interrogados y nadie -dijo- podrá quedar en libertad «hasta que se juzgue a los culpables». Ha decretado asimismo tres días de duelo nacional.

Horas después del incendio, el ministerio de Salud presumía de haber «salvado a más de 200 pacientes» y prometía «un saldo preciso de muertos y heridos más tarde».

Irak, un país con escasez de medicamentos, médicos y hospitales desde hace décadas, superó el miércoles el millón de casos de covid-19. Pero registra un número de muertos relativamente bajo, debido probablemente a que su población es una de las más jóvenes del mundo. Según el ministerio de Salud, 1.025.288 iraquíes se han contagiado desde la aparición del nuevo coronavirus en el país en febrero de 2020, de los cuales 15.217 han muerto.

El ministerio de Salud afirma realizar a diario unos 40.000 tests, una cifra muy baja en un país con varias ciudades de más de dos millones de habitantes, donde la densidad de población es alta. En vez de acudir a hospitales en estado ruinoso, los pacientes generalmente prefieren instalar un cilindro de oxígeno en su casa.

A inicios de marzo comenzó una tímida campaña de vacunación. Irak ha recibido casi 650.000 dosis de diferentes vacunas, casi todas en forma de donación o a través del programa internacional Covax destinado a garantizar el acceso equitativo a las vacunas.

Casi 300.000 personas ya han recibido al menos una primera dosis, según las autoridades sanitarias, que intenta convencer a la población sobre la importancia de vacunarse y de usar mascarilla.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente: El Mundo

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