Residentes de Ciudad de Gaza, cuyas calles estaban hoy desiertas, dijeron que los ataques de esta madrugada fueron aún más intensos que los que ayer dejaron 42 muertos en la región y destruyeron tres edificios, entre ellos uno con medios de prensa.
No hubo informaciones de víctimas.
Un edificio de tres pisos resultó severamente dañado, pero residentes dijeron que el Ejército israelí les avisó 10 minutos antes y todos pudieron salir.
El alcalde de Ciudad de Gaza, Yahya Sarraj, dijo a la cadena de TV Al Jazeera que los bombardeos causaron grandes daños en calles y la infraestructura en general de la mayor ciudad de la empobrecida región costera, donde viven unas 2 millones de personas sometidas desde hace años a un doble bloqueo israelí y egipcio.
«Si la agresión continúa, esperamos que las condiciones empeoren», dijo.
La ONU ha advertido que la única central eléctrica del territorio se estaba quedando sin combustible, y Sarraj señaló que también había escasez de repuestos.
Ya antes de la ofensiva, los habitantes de Gaza experimentaban cortes de luz de entre ocho y 12 horas, y el agua corriente no es potable.
Mohammed Thabet, vocero de la compañía de distribución de energía de Gaza, dijo que el territorio tenía combustible para electricidad para dos o tres días más.
Los bombardeos isrealíes dañaron las líneas de suministro y el personal de la compañía no ha sido capaz de llegar a las áreas afectadas ante la continuidad de los ataques, agregó.
El Ejército israelí dijo hoy en un comunicado que atacó nueve viviendas propiedad de altos mandos de Hamas, algunas de las cuales eran utilizadas para «almacenar armas», y que destruyó 15 kilómetros de túneles usados por milicianos palestinos.
«Nunca ha habido bombardeos de este calibre», aseguró Mad Abed Rabbo, de 39 años, que vive en el oeste de Ciudad de Gaza y dijo sentir «horror, miedo», informó la agencia de noticias AFP.
Israel lanzó su ofensiva el lunes pasado luego de que los movimientos islamistas Hamas, que gobierna en Gaza, y Yihad Islámica, lanzaran cohetes hacia suelo israelí tras semanas de represión y enfrentamientos entre manifestantes palestinos, civiles israelíes y policías israelíes en la Ciudad Vieja de Jerusalén.
Las protestas se centraban en restricciones adoptadas por Israel para el acceso de los palestinos a los sitios sagrados de la Ciudad Vieja durante el mes santo islámico de Ramadán y a la amenaza de desalojo de decenas de familias de una barrio de la parte palestina de Jerusalén para acomodar allí a colonos judíos.
Desde entonces, al menos 198 palestinos murieron por los ataques aéreos y de artillería israelíes en Gaza, incluyendo 58 chicos y 35 mujeres, y más de 1.300 resultaron heridos, según el Ministerio de Salud local.
Diez personas murieron en Israel, entre ellos un chico de cinco años, y 294 resultaron heridas por algunos de los más de 3.100 cohetes lanzados desde Gaza.
Unos 40.000 palestinos han abandonado sus hogares en Gaza, según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU.
Israel también se enfrenta en su territorio a la violencia intercomunitaria y a amenazas de linchamientos en las ciudades llamadas mixtas, donde viven judíos y palestinos israelíes.
Pese a esfuerzos diplomáticos internacionales para declarar una tregua, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dijo ayer que los ataques continuarán y que «llevarán tiempo».
Israel «quiere que Hamas pague un alto precio», señaló.