El psicólogo personal de Diego Armando Maradona que había ido a visitarlo el día que el astro futbolístico murió hace casi siete meses en la casa del barrio privado de Tigre, será indagado mañana por los fiscales que investigan la muerte del exjugador, informaron fuentes judiciales.
Se trata de Carlos Ángel «Charly» Díaz (29), quien es considerado por los fiscales por su influencia sobre el paciente y la familia como una pieza clave del “equipo médico tratante”, al cual se incorporó de la mano del abogado y representante del «10», Matías Morla.
El psicólogo será el quinto indagado en la causa y fue citado para mañana a las 12 en la Fiscalía General de San Isidro, en la calle Acassuso 476, donde irá acompañado por su abogado, el penalista Diego Olmedo.
Al igual que el resto de los imputados, “Díaz” será indagado por «homicidio simple con dolo eventual», un delito que prevé una pena de entre 8 y 25 años de cárcel, y que podría haber llevado a los fiscales a pedir sus detenciones, algo que no sucedió porque se conformaron con que se les prohíba su salida del país.
El equipo creado y coordinado por el fiscal general de San Isidro, John Broyad, e integrado por sus adjuntos, Patricio Ferrari y Cosme Iribarren, y por la fiscal de Benavídez, Laura Capra, eligió esa figura penal tras seis meses de investigación, en los que concluyó que los médicos de Maradona no solo fueron deficientes, sino que se representaron la posibilidad de que el «10» podía morirse y no hicieron nada para evitarlo.
Los fiscales consideraron que Díaz omitió proceder a la internación de Maradona “en un centro de rehabilitación adecuado conforme estipula y lo facultaban leyes vigentes».
Además, sostienen que «paulatinamente, fue involucrándose en el ámbito de actuación profesional de la psiquiatra (Agustina) Cosachov, y avocándose incluso a tomar decisiones hasta entonces ajenas a su incumbencia profesional».
Afirman que «su poder de decisión sobre la persona de Diego Armando Maradona trascendió lo puramente médico, para extenderse a las relaciones del paciente con sus familiares».
Incluso, lo acusan de «manipular» a la familia «proponiéndoles que todo lo que estaba sucediendo era producto de la libre y espontánea decisión de Maradona, alegando para ello que ‘necesitaba espacio'».
«En definitiva, no hacía más que ocultar la información relativa al verdadero cuadro de salud del causante, eludiendo de ese modo que ajenos al equipo médico hubieran podido adoptar medidas tendientes a revertir las falencias apuntadas y, en consecuencia, a evitar el desenlace fatal, con el que palmariamente colaboró», sostiene la acusación.
También señalan que el psicólogo «omitió realizar las visitas y el seguimiento del paciente en tiempo y forma» y le atribuyen una «palmaria indiferencia de su conducta frente a la situación de emergencia y la posibilidad del resultado muerte».
Cuando declaró como testigo, Díaz explicó que atendía a Maradona desde hacía un mes, que solo había podido verlo en la casa de Tigre en una sola oportunidad -porque la segunda vez no lo quiso recibir-, y que el día de su muerte, el 25 de noviembre, había ido con Cosachov para hacer una evaluación y, al entrar a la habitación, se habían dado cuenta de que no reaccionaba.
Su perito de parte presentó un informe en disidencia a la junta médica donde afirmó que, gracias a Díaz, Maradona no consumía alcohol ni drogas al momento del deceso, que el desempeño del psicólogo no tuvo incidencia en el fallecimiento del “10” y donde avaló el criterio de no haber internado al DT de Gimnasia en una clínica respetando su voluntad.
En el marco de la causa ya fueron indagados y declararon como imputados los enfermeros Ricardo Omar Almirón (38) y Dahiana Gisela Madrid (36); su jefe, el coordinador Mariano Ariel Perroni (40); y la médica Nancy Edith Forlini (52), quien coordinaba para la prepaga Swiss Medical la internación domiciliaria de Maradona.
En tanto, para el próximo viernes está prevista la indagatoria de la psiquiatra Agustina Cosachov (36) y, finalmente, para el lunes 28, la del neurocirujano Leopoldo Luque (39).
La autopsia determinó que Maradona murió a los 60 años el 25 de noviembre del año pasado a raíz de un «edema agudo de pulmón secundario a una insuficiencia cardíaca crónica reagudizada» y descubrieron en su corazón una «miocardiopatía dilatada».
Una junta médica concluyó que era un paciente con pluripatologías que agonizó 12 horas antes de su muerte, que lo de la casa del country San Andrés no era una internación domiciliaria y que pudo haber tenido «más chances de sobrevida» si hubiera estado en una clínica.
Además, calificaron al equipo médico tratante como «deficiente», «temerario» e «indiferente» ante la posibilidad cierta de su muerte y que lo abandonaron «a la suerte».
Fuente: Télam