Un joven que forma parte de las pruebas de una vacuna que podría neutralizar el virus contó su experiencia y detalles sobre el proceso que se desarrolla en el país.
A 40 años del primer diagnóstico positivo se está probando una vacuna para prevenir el VIH. Se busca trabajar con 3800 voluntarios dentro de un estudio controlado que se desarrolla en la Argentina al mismo tiempo que en Perú, México, Brasil, Estados Unidos y en tres países de Europa.
Nicolás Ávila (27) se enteró de esto por redes sociales y quiso participar, le pareció interesante la idea de prestar el cuerpo para la ciencia y la curiosidad le hizo buscar cuáles eran sus posibilidades de participar. Cuando se decidió, envió la solicitud y lo contactaron desde uno de los centros del país que trabaja con el ensayo.
Desde el Hospital Ramos Mejía hablaron con Nicolás y para participar del estudio que lleva hasta tres años le hicieron análisis de sangre para verificar que fuera VIH negativo, condición para ser parte.
Si bien Ávila tuvo dudas respecto a la participación, le parecen lógicas por tratarse de una vacuna en etapa de prueba. Las preguntas para clasificarlo como voluntario no lo asustaron sino que aportaron a la confianza que tiene en que un nuevo método de prevención contra el VIH puede ayudar a desestigmatizar a la comunidad LGBTIQ+.
Antes de presentarse en el Área de Salud Sexual del hospital, Nicolás tenía una idea de lo que implica que una vacuna esté en Fase III gracias a la información que obtuvo con la pandemia de coronavirus, pero cuando llegó los médicos le sacaron el resto de las dudas.
El ensayo cuenta con una parte de voluntarios que reciben placebo y se realiza mediante el método de doble ciego, es decir, el personal médico involucrado y el voluntario no tienen posibilidad de saber si lo que se aplica es una vacuna o un placebo hasta que termine el estudio: “En ese momento me generó mucha intriga porque todo se maneja con un código encriptado”, relató Nicolás a Clarín.
Marcelo Losso es investigador y Jefe del área de Inmunocomprometidos del Hospital Ramos Mejía, donde Nicolás participa como voluntario, desde su lugar como médico explica a Clarín que esta no es la primera vacuna contra el VIH que se pone a prueba: “Se han probado más de 100 compuestos diferentes desde el inicio de esta pandemia y solo uno de ellos logró resultados significativos en términos de protección”.
Sin embargo, la vacuna que fue probada en el Sudeste asiático y trajo una esperanza, comunicó sus resultados en 2009 y la alegría duró poco, según explica Losso, pasados los tres años de seguimiento a los voluntarios, poco más de un tercio de ellos mantenía protección contra el Virus de Inmunodeficiencia Humana. Un valor insuficiente.
En este caso el candidato vacunal se prueba en Europa y a lo largo del continente americano, la Argentina logró ser parte del ensayo clínico gracias a formar parte de la red de Estudios para Vacunas contra el VIH (HTVN por sus siglas en inglés). Y llega con más optimismo.
Losso detalla que la característica particular de esta vacuna es que podría desarrollar la inmunidad contra diferentes tipos de VIH. En el mundo hay 9 subtipos virales, seis de ellos que se clasifican de la A a la F son los más importantes y se combinan entre sí: “En nuestra región es más común el BF”, agrega.
Cada variante puede inducir respuestas inmunes específicas y se diferencian por su distribución geográfica, conformación genética y estructura. Con la vacuna que se prueba ahora se espera generar una estrategia que prevenga contra más de un subtipo de los que predomina en las distintas áreas del mundo.
Quienes participan en la prueba no se contagian de VIH a partir de la vacuna ni dan una respuesta VIH positivo ante un análisis. La tecnología en este caso utiliza un adenovirus con proteínas manipuladas genéticamente para generar anticuerpos que reconozcan al virus e impidan su ingreso a las células, pero no utiliza un virus inactivado como es el caso de algunos compuestos contra otras enfermedades.
Según explica la web del estudio que se lleva a cabo en el país, si esta vacuna se prueba eficaz, ayudaría a prevenir la infección de VIH con un estímulo a la reproducción de anticuerpos. Para Losso, conseguir resultados optimistas significaría una nueva estrategia de prevención adecuada para que la infección continúe su crecimiento a nivel global.
Quién puede ser voluntario
Para este ensayo clínico buscan personas que tienen un riesgo más elevado de exponerse al virus, que hayan sufrido infecciones de transmisión sexual y cuyos métodos de prevención utilizado en sus relaciones sexoafectivas no sean útiles para evitar la transmisión. Quienes son estigmatizados 40 años después del primer contagio son quienes hoy ponen el cuerpo para buscar una solución global.
El estudio de la vacuna contra el VIH busca como candidatos a “varones cisgénero que mantengan prácticas sexuales con otros hombres, o a personas transgénero que tengan sexo con hombres”, puntualiza Losso. El médico agrega que es necesario que los voluntarios elijan no utilizar la PrEP como método de prevención contra el virus.
Marcelo Losso destaca que para participar es necesario tener en cuenta que no existe certeza acerca del éxito de la experiencia: “El estudio podría finalizar y no demostrar utilidad si la eficacia está por debajo del porcentaje deseado”, profundizó.
Aquellas personas que tengan entre 18 y 60 años de edad y cuyos últimos análisis de VIH hayan dado resultados negativos pueden contactarse para recibir los criterios específicos de la mano de los profesionales responsables del estudio. Al ser parte de HTVN, todo voluntario tiene derecho a recibir respuestas a las preguntas que haga y recibir información sobre su salud.
Este estudio sigue en busca de voluntarios, quienes tengan interés en ser candidatos pueden contactarse por mensaje de WhatsApp al +5491125081478.
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Fuente: Judith Morales del Barco | Clarín.