Los datos recopilados durante los años que OSIRIS-REx de la NASA pasó dando vueltas alrededor del asteroide Bennu ha permitido a los científicos actualizar el riesgo que representa este objeto cercano a la Tierra definido como “potencialmente peligroso”.
La sonda espacial OSIRIS-REx se encuentra actualmente de camino a la Tierra, llevando lasmuestras que recolectó de la superficie del asteroide Bennu. Desde diciembre de 2018 hasta mayo de 2021, la sonda espacial de la NASA estudió la gigantesca pila de piedras y polvo desde todos los ángulos, midiendo su tamaño, forma, masa, composición, giro, trayectoria orbital y otras características importantes. Bennu es un asteroide carbonoso primitivo, por lo que al estudiar este objeto, los científicos pueden hacer inferencias sobre cómo era nuestro sistema solar durante su periodo de formación.
Pero hay algo más en esta misión de 800 millones de dólares que solo buscar moléculas orgánicas o signos de agua y elementos pesados. Bennu ocupa actualmente el segundo lugar en la lista de asteroides potencialmente peligrosos, de ahí la importancia de aprender todo lo que podamos sobre él, especialmente sobre la dinámica orbital que dicta sus movimientos futuros.
Una nueva investigación, publicada en Icarus, afina la trayectoria de Bennu hasta el año 2300. Los más misántropos estarán encantados de saber que Bennu todavía tiene una pequeña probabilidad de impactar con nuestro planeta en el próximo siglo. Pero las probabilidades de una colisión durante el año 2300 siguen siendo muy bajas: aproximadamente 1 en 1,750, o del 0,057%.
Lo más impresionante es que el nuevo modelo permitió a los investigadores eliminar 24 de 26 posibles resonancias orbitales de Bennu que se predijo que existían el 11 de septiembre de 2135, cuando el asteroide pasará por la Tierra de forma segura. Las resonancias orbitales se pueden comparar con pasarelas ficticias que llevan a los personajes a líneas de tiempo alternativas (los fanáticos de la nueva serie de Loki saben de lo que estoy hablando). Sin embargo, las resonancias orbitales son muy reales y son malas noticias: no queremos que los asteroides pasen por ellas, ya que son puertas de enlace que llevan a los asteroides a trayectorias orbitales que amenazan a la Tierra.
No hay posibilidad de un impacto durante este encuentro en 2135, dijo Farnocchia, pero Bennu estará cerca de la Tierra, aproximadamente la mitad de la distancia de la Tierra a la Luna, y esto cambiará la trayectoria del asteroide. Sin embargo, para conocer este cambio en la trayectoria, los científicos deben considerar las resonancias orbitales.
La nueva investigación proporciona las estimaciones más sólidas del futuro de Bennu hasta la fecha, pero todavía hay margen de mejora. A los investigadores les gustaría calcular la influencia gravitacional de todos los asteroides del sistema solar; determinar la masa de estos asteroides sería “un gran paso adelante”, dijo Farnocchia. Las mediciones mejoradas de la masa y densidad de Bennu, que aún son inciertas, también ayudarían. Bennu es una pila de rocas sueltas y polvo que probablemente presenta cavidades vacías y una distribución desigual de materiales debajo de la superficie.
Ahora a esperar al 24 de septiembre de 2023, cuando OSIRIX-REx esté lista para regresar a la Tierra con sus muestras. Lauretta dijo que la misión se encuentra en “gran estado de forma en este momento”, lo que obviamente es una buena noticia. Todavía hay mucho que aprender sobre este asteroide fascinante, y posiblemente preocupante.
Fuente: fragmento nota Guizmodo