México inicia una disputa legal con Estados Unidos contra el tráfico de armas

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México busca a responsables de la ola de violencia que desde hace 17 años mantiene al país en vilo. El Estado mexicano ha puesto la mira en uno de ellos: las compañías fabricantes y distribuidoras de armamento de Estados Unidos. “Ellos saben bien que esas armas están entre las favoritas de los cárteles de la droga”, argumenta la demanda de 139 páginas que el Gobierno ha presentado ante un tribunal en Massachusetts, en una histórica denuncia que apunta al tráfico ilegal de armas que nutre a los grupos criminales desde la frontera norte de México. Una historia ampliamente conocida entre mexicanos y estadounidenses, que cuentan en miles –unas 340.000 al año– las armas utilizadas en crímenes que tienen su origen en alguna fábrica en Estados Unidos y terminan en Fiscalías en México como evidencia de sangrientos delitos.

El Gobierno mexicano ha evitado en los últimos tres lustros incomodar a Estados Unidos con el tema, a pesar de la presión que desde Washington existe sobre la lucha contra los cárteles de drogas. Aunque los señalamientos habían llegado a foros internacionales y los funcionarios en turno habían hecho algún pronunciamiento, sobre todo, cuando se conocía la noticia de una masacre, la dimensión sobre el daño que la industria armamentística estadounidense ha hecho en México nunca había quedado tan patente.

En la denuncia México evita entrar en un debate diplomático y aclara que “este caso nada tiene que ver con la Segunda Enmienda” –el derecho constitucional de los estadounidenses para poseer y portar armas–, sino que se trata de señalar a una industria que con un amplio conocimiento sobre el tráfico ilegal de armas consigue posicionar sus productos en México.

Pese a esta delimitación, todavía se desconocen los alcances que esta denuncia puede tener en la relación bilateral. Hasta ahora, el Gobierno estadounidense no se ha pronunciado sobre la demanda. Solo el gremio de la industria armamentística ha hablado en contra de la demanda señalando que no tiene sustento y que sus ventas respetan la ley estadounidense. “El Gobierno mexicano es el responsable del rampante crimen y de la corrupción dentro de sus fronteras”, mencionó la organización en un comunicado. El principal portavoz en México del tema en los últimos dos años ha sido el ministro de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, y desde su despacho se ha gestionado la denuncia. “Si no la ganamos, no van a entender, van a seguir haciendo lo mismo y vamos a seguir teniendo muertos todos los días en nuestro país”, dijo este miércoles durante el anuncio de la acción legal. La Cancillería ha reconocido que el proceso ante los tribunales será largo, pero que el Gobierno mexicano está dispuesto a llegar hasta la Suprema Corte de EE UU.

En sus páginas la denuncia enumera más de un centenar de crímenes desde 2004 en los que las armas utilizadas para matar habían sido traficadas ilegalmente desde Estados Unidos. México sitúa ese año como un punto de no retorno en el que los homicidios no han hecho más que ascender y donde hasta el 90% de las armas utilizadas en esos crímenes ha tenido su origen ilegal en EE UU. México acusa a 11 empresas, pero enfatiza que seis se han beneficiado mayoritariamente de la demanda de armas de los grupos criminales: Smith & Wesson, Beretta, Century Arms, Colt, Glock y Ruger. Además, describe que desde el diseño de cada uno de sus productos hasta la venta, las empresas apuntalan a los criminales como potenciales clientes. Las compañías apelan a los gustos de los narcotraficantes que tienen entre sus armas predilectas rifles AK-47 y AR-15. “[Las compañías de armas] eligen seguir abasteciendo al mercado criminal de las armas en México porque se benefician de él”, describe el Gobierno mexicano en su acusación.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente: fragmento de nota de El País

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