Esas lágrimas de Succi del final representan el todo. Y ese abrazo de todo el equipo para rodear de amor y reconocimiento a la arquera significa mucho más que haber llegado a las semifinales del torneo. Porque después del trago amargo que fue haber perdido en los cuartos de final de Río de Janeiro 2016 ya quedó atrás. Y lo que queda es lo mejor. Es, nada menos, que la lucha por las medallas. Esa que comenzará el miércoles contra el ganador de Australia-India.
EL JUEGO
Argentina arrancó muy bien, presionando arriba y, como esa táctica le dio resultado, la mantuvo durante la mayor parte del primer cuarto. La idea era simple: buscar recuperar la pelota lo más rápido posible por intermedio de las defensoras y las volantes para salir rápido hacia el círculo adversario. Así, cuando Alonso presionó y quitó la bocha, Trinchinetti cambió el ritmo y se la dio a Victoria Granatto, quien encontró su hermana María José en el área. La media vuelta de la delantera la encontró bien parada a Sonntag, quien rechazó el peligro. Fue un aviso. Fue el primero. Fue una señal de Argentina. Que corriera Alemania hacia la bocha era la consigna. Y así, a los 7 minutos, llegó el primer corner corto pero le taparon el intento a Raposo. Los números eran elocuentes a esa altura: Argentina tenía el 70 por ciento de la posesión de la bocha ante un equipo que, justamente, se destaca por… la posesión.
Otra vez un excelente movimiento de María José Granatto, que buscó el pie de una alemana en el área, le dio al seleccionado un nuevo corto. Pero otra vez no hubo efectividad en el fijo. El adversario tuvo su chance con un corto forzado por Altenburg ante Raposo, pero Trinchinetti estuvo rápida para llegar al bloqueo.
Todo era para el equipo nacional. Todo menos la efectividad. Como había sucedido en las derrotas ante Nueva Zelanda y Australia, Argentina falló mucho en la concreción de las jugadas. Ya en el segundo cuarto hubo una muy clara de Albertarrio después de que la pelota diera en el palo ante una Sonntag desorientada; enseguida falló Merino el toque final ante la arquera; luego fue Micaela Retegui la que no llegó a conectar un gran centro de Victoria Granatto desde la derecha. Con todo lo que generaba, el seleccionado merecía mucho más.
Y ese merecimiento se tradujo en el gol tan esperado. Increíblemente Sánchez Moccia entró muy sola desde la izquierda, mandó el centro y Agustina Albertarrio, a los 27 minutos, puso el 1-0. Lo bueno fue que la Selección no se quedó. Y fue por más. Y apenas 120 segundos más tarde Toccalino «inventó» una enorme jugada por la derecha y forzó un nuevo corto. La arrastrada de Gorzelany encontró el desvío de Victoria Granatto. Gol y 2-0. Pero lo mejor fue que Argentina redondeó con ese tanto un primer tiempo casi impecable, ofreciendo su mejor hockey en Tokio 2020.
En el tercer cuarto Argentina levantó el pie del acelerador y el juego se hizo más parejo, con Alemania parado un poco más adelante y mejorando su porcentaje en la posesión de la bocha porque, además, el resultado así lo obligaba. Aunque, de todos modos, siempre estuvo la sensación de que el conjunto nacional era más. Lo tuvo María José Granatto, quien hizo «magia» en el círculo pero el tiro por encima de Sonntag se le fue apenas desviado. También estuvo cerca Alemania cuando Succi frustró la excelente arrastrada de Lorenz.
Ya en el último parcial lo tuvo Jankunas de revés ante una notable jugada de Alonso. Y Succi volvió a responder en una misma jugada en tres oportunidades. La enorme arquera argentina le frustró sobre el final el descuento a Alemania.
Argentina, en definitiva, jugó un partido estupendo. Y extendió una ilusión enorme. Grande como el corazón de las Leonas. Gigante como el juego que las Leonas volvieron a exhibir en una mañana inolvidable tokiota.
Fuente: prensa CAH.
Fotos: Gentileza FIH.