Tras casi dos décadas, un ministro de Exteriores israelí visitó Marruecos 

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Yair Lapid, que hace solo tres meses era el jefe de la oposición en Israel que parecía abocado a las quintas elecciones en dos años, se ha convertido en el primer ministro de Exteriores israelí que realiza una visita oficial a Marruecos desde el 2003. El objetivo, apuntalar las relaciones restablecidas hace ocho meses.

«Este histórico viaje es la continuación de la larga amistad y de la profunda conexión de raíces y tradiciones de la comunidad judía en Marruecos y de la gran comunidad de israelíes con raíces en Marruecos», afirmó al inicio de una gira de dos días que incluye la apertura de la representación diplomática sin rango de embajada en Rabat, la reunión con su homólogo Nasser Bourita, la visita a la histórica sinagoga de Beit El en Casablanca y la participación en un encuentro económico.

«Los acuerdos que hemos firmado traerán a nuestros países innovación y oportunidades que nuestros hijos podrán disfrutar muchos años», anunció el israelí mientras Bourita añadió: «Hemos creado comisiones de trabajo para promover la cooperación económica». Asimismo, señaló que israelíes y palestinos deben reconstruir su confianza para lograr un acuerdo basado en la solución de dos Estados. El mensaje de Rabat es volver a compaginar su apoyo a la causa palestina con la relación oficial con Israel plasmada en varios campos.

La visita de Lapid es el fruto de mayor rango diplomático bilateral desde que hace un año EEUU diera a luz los Acuerdos de Abraham allanando el camino a la normalización de relaciones de Israel con Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Sudán y Marruecos.

Pero los regalos no abundan en relaciones internacionales. Rabat accedió a reconstruir el puente roto en el 2000 a raíz de la Intifada palestina tras recibir el reconocimiento estadounidense del Sáhara Occidental. Un logro que el rey Mohamed VI considera de tanta relevancia que eclipsa la crítica en sectores de su país.

La complejidad estratégica se refleja en el presidente del Gobierno, el islamista Saâdeddine el-Othmani. El firmante del acuerdo de normalización con Israel admitió recientemente que no fue fácil pero lo justificó citando los intereses vitales de la nación en alusión al apoyo de Washington en el conflicto con Sáhara Occidental. Othmani no se reunirá con Lapid como sí hizo con el líder del grupo islamista Hamas, Ismail Haniyah, en junio. Tras la escalada entre Hamas e Israel en mayo, le envió una misiva para felicitarle por la «victoria del pueblo palestino y la resistencia» y apoyar la creación de un Estado palestino con capital en Jerusalén.

Dos integrantes de la comitiva israelí simbolizan facetas decisivas en las relaciones. El ministro de Asuntos Sociales, Meir Cohen, que nació en Marruecos, representa a los cientos de miles de judíos de origen marroquí en Israel. El jefe de la Comisión de Defensa y Exteriores del Parlamento y ex subjefe del Mosad Ram Ben Barak, recuerda que la cooperación de los servicios secretos inició la alianza lejos de los focos en los 60. En los últimos años, Ben Barak fue uno de los artífices del acercamiento en la sombra.

Lapid, que será jefe del Gobierno de rotación en 2023, aterrizó en un avión de El Al que junto a Israir inauguraron los vuelos directos el pasado 25 de julio acercando más a los turistas israelíes sin necesidad de escala en un tercer país.

«Es más cómodo viajar ahora aunque el vuelo sea de casi seis horas. El trato de los marroquíes ha sido fenomenal y cálido pero es algo que ya recibíamos antes del acuerdo», comenta el israelí Simhi Vaknin tras completar nueve días de visita en los que, junto a sus dos hermanos, acompañó a su padre Eliyahu a visitar su aldea natal de Tikirt, al sur de Marrakesh.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente: El Mundo

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