«Argentina y Brasil: Una alianza estratégica para el desarrollo»

Sociedad

Por el gobernador Jorge Capitanich

El 1° de diciembre se celebró el “día de la amistad” entre Argentina y Brasil en conmemoración al 36° aniversario de la firma del tratado entre los Presidentes José Sarney y Raúl Alfonsín.

Esta fecha constituye un momento oportuno para una reflexión en la relación bilateral entre ambos países que atravesó diversas etapas que incluyó desde la invasión de las fuerzas portuguesas brasileñas a la banda oriental en 1816, la Guerra entre Argentina y el Imperio Portugués de Brasil entre 1825 – 1828 hasta la Guerra de la Triple Alianza entre 1865 a 1870.

El tratado de Asunción en 1991 crea el Mercosur y establece ciertas condiciones esenciales en la construcción de relaciones institucionales para vertebrar un futuro de paz, concordia y desarrollo.

Pero no basta sólo con expresiones de deseos, ni tampoco con la voluntad política de los gobernantes de turno. Es preciso mucho más que eso. Es preciso construir una cultura del acuerdo que incluya a los actores políticos, económicos, sociales y culturales para solidificar una matriz de intereses permanentes que trascienda al mero transcurso del tiempo.

Tenemos que ser capaces de formar generaciones con valores compartidos respecto a la integración física, material, moral e intelectual de los ciudadanos de nuestras tierras. Y esta formación debe darse en las escuelas y universidades, en los medios de comunicación y en los lugares de generación de riqueza y trabajo.

Los tratados y acuerdos comerciales pueden finalizar cuando los intereses de las partes dejen de tener valor. Pero los valores y el concepto de unidad de concepción estratégica trascienden las meras voluntades individuales y de grupo para encarnarse en el espíritu de una nación.

Argentina y Brasil deben liderar una unidad latinoamericana (junto a México) pero estableciendo un pie de igualdad con el resto de los países de la región en la construcción de un destino colectivo.

Las líneas estratégicas de integración deben ser las siguientes:

1. Energía

La matriz energética debe aprovechar la totalidad de los recursos disponibles desde energía nuclear, hidroeléctrica, eólica, solar, hidrógeno verde, gas, petróleo, a los efectos de integrar las cadenas de valor agregado para potenciar la generación de empleo. Podemos garantizar el gas desde Vaca Muerta pero también utilizar los recursos estratégicos del Presal pasando por diversos desarrollos tecnológicos.

Sin energía no hay autonomía. Sin autonomía no hay independencia para lograr un desarrollo pleno, armónico y equilibrado.

2. Producción de Alimentos

Ambos países poseen tierras fértiles, tecnología y recursos humanos calificados para producir bienes y servicios de calidad en cadenas de valor agregado integrados al mundo. Unidos, ambos países podemos alimentar a más de 1500 millones de personas en el mundo. Maíz, trigo, soja, arroz, sorgo, girasol, frutas, verduras, hortalizas, carnes, pescados, lácteos, constituyen variedades que ineludiblemente serán demandadas ahora y siempre. La humanidad no puede vivir sin alimentos, vestimentas y energía. Y todos estos elementos estratégicos los podemos proveer nosotros.

3. Logística integrada

La disponibilidad de los ríos interiores, del acceso al mar y su riqueza, del subsuelo, de un paisaje que combina biodiversidad con sierras, estepas, llanuras, montañas, cuchillas permiten aprovechar todas las condiciones para el aprovechamiento de los recursos naturales disponibles. La integración de hidrovías, puertos fluviales y marítimos, carreteras, puentes, aeropuertos forman parte de un plan de infraestructura con financiamiento de largo plazo provisto por organismos internacionales y del sistema financiero de los países. Sin logística no hay competitividad. Sin competitividad no hay exportaciones. Sin exportaciones no hay divisas y perspectivas ciertas de equilibrio macroeconómico de largo plazo.

4. Integración de cadenas de valor estratégico

La industria automotriz, metalmecánica, de autopartes, motopartes, implementos agrícolas. Motocicletas y bicicletas deben formar parte de un modelo de integración con agregación de valor en nuestras estructuras productivas para ahorrar divisas y potenciar la generación de empleo.

5. Integración de industrias de alto valor estratégico

Con ellas me refiero a la aeronáutica con fabricación de aviones, radares, satélites junto a barcazas, embarcaciones de distinta envergadura destinadas a construir flota fluvial y marítima con cierta densidad para lograr desarrollo en las cadenas de valor. Del mismo modo, el aprovechamiento de mineral de hierro, acero, aleaciones para la construcción de vagones, vías férreas, locomotoras contribuirán a un modelo de integración geográfica y de conectividad para el desarrollo de regiones postergadas.

6. Conectividad por red de fibra óptica, por medio de corredores físicos y utilizando tecnología de punta

Esto permitirá potenciar desde el turismo hasta la integración productiva y cultural. Aquí me parece importante resaltar la importancia del idioma. El idioma debe ser obligatorio en todas las escuelas con el objeto de formar en 20 años una generación bilingüe pues desde México hasta la Argentina castellano español y portugués deben ser idiomas comunes para integrar con otros idiomas complementarios en la región (inglés y francés).

7. Desarrollo de un mercado de capitales

Junto al sistema financiero que implique un Banco del Sur para el financiamiento del plan de infraestructura de carácter estratégico. Esto promoverá oportunidades a pequeñas y medianas empresas, asociaciones de capital, además de fortalecer la producción de bienes y servicios.

No podemos esperar. El tiempo es ahora.

Muchas veces no coinciden las perspectivas de los gobiernos pero sí el rumbo y la identidad de los pueblos.

Nuestros pueblos tienen derecho a vivir mejor. Y vivirán mejor con el empoderamiento de derechos esenciales que la humanidad declama hoy.

Con conectividad, integrando cadenas de valor e industrias estratégicas, fortaleciendo la logística integrada, aumentando la producción y la exportación de alimentos, desarrollando nuestras reservas energéticas e integrando nuestros patrones culturales nos tiene que abrir una ventana de oportunidades al mundo.

La trama del mundo es compleja, y el desarrollo de la matriz productiva también. Se requiere de inteligencia, sensibilidad, sentido común y una gran apertura para integrarnos en la nueva dimensión de la robótica, inteligencia artificial, internet de las cosas, es decir, en la industria 4,0 que cambia la dinámica y la integración del mundo a una velocidad extraordinaria.

Las decisiones que no tomemos hoy, son los fracasos del mañana.

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