La nueva cepa Ómicron encendió todas las alarmas en los golpeados sistemas sanitarios europeos. El riesgo de una fuerte tensión en las terapias intensivas obligó a los médicos a debatir cuestiones éticas como la posibilidad de privilegiar a pacientes vacunados por sobre aquellos que decidieron no inmunizarse o simplemente cómo actuar ante enfermos graves de coronavirus que, a pesar de sus cuadros, siguen negando la existencia del virus y rechazan recibir tratamientos que pueden salvarles la vida.
Si bien la nueva mutación es considerada menos grave que las anteriores, la mayoría de las personas que llegan a las unidades de urgencia son aquellas que decidieron no inmunizarse.
Por ejemplo, en Italia, 7 de cada 10 pacientes internados en terapia intensiva no están vacunados y la mitad de ellos son además “negacionistas” del virus: no solo niegan la vacuna, sino la existencia misma del Covid-19 y la utilidad de los tratamientos. El mismo porcentaje se registra en Francia.
El debate ético de un grupo de médicos franceses: se preguntan si deben admitir a los no vacunados en las terapias intensivas
La situación más polémica se vive hoy en Francia. Quince médicos publicaron una solicitada en el diario Le Monte a fines de diciembre para plantear si debía tenerse en cuenta o no el estado de vacunación de los enfermos de Covid-19 en las terapias intensivas en medio de una oleada de suspensiones de cirugías programadas de otras patologías ante el avance de la nueva cepa.
La pregunta está relacionada a una hipotética situación en que exista una sola cama para dos pacientes, uno vacunado y otro sin vacunar.
Para estos profesionales, “la solución de no admitir en cuidados intensivos a las personas que han optado por no vacunarse no es posible”.
Pero advirtieron que “no vacunarse es arriesgar su vida, arriesgar la de los demás, especialmente los pacientes con defensas inmunes débiles en quienes la vacunación no es muy efectiva, que solo pueden confiar en otros, pero también evitar que algunas personas más frágiles accedan a la reanimación, retrasando la atención de otros pacientes con patologías crónicas: es bastante simple aceptar la idea de que nuestra elección también impone privar a otros de la atención”, indicaron.
Para estos profesionales, “la solución de no admitir en cuidados intensivos a las personas que han optado por no vacunarse no es posible”.
Pero advirtieron que “no vacunarse es arriesgar su vida, arriesgar la de los demás, especialmente los pacientes con defensas inmunes débiles en quienes la vacunación no es muy efectiva, que solo pueden confiar en otros, pero también evitar que algunas personas más frágiles accedan a la reanimación, retrasando la atención de otros pacientes con patologías crónicas: es bastante simple aceptar la idea de que nuestra elección también impone privar a otros de la atención”, indicaron.
En Italia se preguntan qué hacer con los negacionistas que rechazan tratamientos tras enfermarse gravemente de coronavirus
En tanto, los médicos italianos se preguntan qué hacer ahora con los pacientes “negacionistas” del virus y los antivacunas que se niegan a recibir cualquier tipo de tratamientos aún cuando se encuentren en gravísimo estado en salas de terapia intensiva.
“En algunos casos rechazan hasta el suero o el oxígeno por vía nasal porque ´no saben qué cosa tiene adentro´”, dijo el presidente de la Sociedad Italiana de Anestesia, Analgesia, Reanimación y Terapia Intensiva, Antonio Giarratano.
Y añadió: “En el pasado solo los enfermos oncológicos terminales rechazaban los tratamientos, pero ahora los rechazan quienes pueden ser salvados. Tenemos las terapias intensivas llenas de gente que no quiere ser curadas”.
Giarratano dijo que esta situación no debe llevar al abandono del paciente. Por ello llamó a explicar “con la máxima atención y respeto, en modo claro y documentado y con razonable insistencia, la utiilidad del tratamiento de soporte vital”, incluyendo la ventilación invasiva.
“El rechazo repetido y obstinado del paciente no debe ser seguido por su abandono”, concluyó.